Todos se estaban alistando para ir de picnic con los abuelos Lember. Esperanza, sin embargo, estaba algo enojada, pues toda la atención se centraba en su pequeño hermano Jarvin. Cruzada de brazos y apoyada en la pared, no quería que nadie saliera de casa. Su padre, Jarli, se acercó, colocó su mano sobre su cabeza y, negando con la cabeza, le dijo:—Esperanza, me entristece verte así. Eres una niña muy bonita para comportarte de esta manera.Debora, se colocó detrás de su esposo, sin decir nada pero con una mirada de preocupación, mientras sostenía a Jarvin en sus brazos.Esperanza, enfadada, abrió la puerta y salió corriendo hacia el auto. Estaba tan molesta que no le importaron las palabras de su padre. Una vez en el coche, les gritaba a sus padres que se dieran prisa.—Amor, ya no se que hacer con ella, está muy enojada—dijo Debora conteniendo las lágrimas.—No te preocupes amor, en el camino hablaremos.Subieron al auto con el bebé en brazos. Durante el camino, el silencio reinaba
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