—Entonces nada, no sé qué haré. Lo firmaré o, ¿no?, Dios, si existes, ayúdame. — Habla sacudiendo su cabeza.—Helena, pienso que no te queda de otra que firmar el documento, al final y con tantas cláusulas ganarás, él está ofreciéndote una vida llena de lujos, aún mejor que la que tenemos nosotras con nuestros padres, solo debes intentar quererlo, enamorarte de él. — Declara ella con seriedad.—¡¡Eso jamás!!, ¡¡no lo haré!!, nunca me podré enamorar de ese espanto, antes muerta que enamorada, solo fingiré, que no se me note el desprecio hacia el, nada más que eso es lo que despierta ese tipejo en mi. — No puede ocultar su cara de asco.—De igual manera hermana, no seas injusta con Edward, mira que él luce bien, es alto, tiene buen cuerpo, sus ojos son lindos además…— Ella baja la mirada mientras habla y Helena la interrumpe.—A ver, a ver Leonor, ¿qué es esto?, ¿acaso te gusta el feo Edward?.— Pregunta abriendo sus ojos amenazantes.—Obvio no, como crees, y no es porque sea feo como tú
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