Grito tan alto como puedo, deseando que alguien me ayude, pero, nadie lo hace. Ryan sube las escaleras y yo intento aferrarme de algo, pero, no me es posible. Con enojo, golpeo su pecho y lo maldigo, pero, eso no parece importarle. Por lo que, pasamos la puerta del avión y es a esta a la que me aferro como si mi vida dependiera de ello y en ese sentido, depende, porque él mismo lo dijo: no tiene problemas en convertirse en el ogro.— Realmente pareces italiana, Day. ¿Estas segura que no eres italiana? — pregunta Ryan intentando soltarme de la puerta del avión.Pero, no se lo permito. Ya no grito, porque necesito energía para poder aferrarme a la puerta. Ryan no deja de cargarme, pero, grita, causando que varios hombres intenten alejarme de la puerta, pero, yo no se lo permito.Por eso, Ryan termina bajándome al suelo, para intentar alejarme de la puerta, pero, lo que logra es que mis piernas se aferren t
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