—No. – Murmuró Máximo. Isabella y Margaret lo miraron sorprendidas. No me casaré con ella.—¿Acaso lo escuché bien, señor Collins? Margaret le dirigió una mirada severa.—Así es, señora Sinclair, no estoy de acuerdo con este matrimonio, de hecho, estoy aquí en contra de mi voluntad, no es mi deseo casarme y el que usted escogiera a Isabella, no me parece… Apropiado. — Afirmó Máximo, con mucha convicción.Isabella se había sorprendido, efectivamente, pero al mismo tiempo, una brisa de alivio había invadido su todavía aturdida cabeza, pues ella tampoco quería casarse con ese hombre.Sin embargo, eso no hacía menos doloroso escuchar las palabras de Máximo y su rechazo.—¿Apropiado? ¿Y por qué, según usted, el que haya elegido a Isabella, no le parece apropiado? Preguntó Margaret con antipatía.—Bueno…Máximo miró de refilón a Isabella, la joven había bajado la cara, su expresión denotaba vergüenza, lo que revolvió a Máximo por dentro.Pero él ya había tomado una decisión, él
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