MÍAMe duele, realmente me duele cuando tomo asiento al lado de Basil, quien no ha dejado de verme de soslayo, él está sentado al centro de la mesa, como si fuera un Dios ruso o algo por el estilo, recordando que debe ser normal para él, ya que es el Boss, o sea, el líder se la mafia rusa, aún no comprendo el peso o la magnitud de lo que significa su puesto. Pero sé desde el minuto uno en el que me he sentado, que soy como una mala espina en un hermoso rosal, está más que claro que no encajo aquí, nunca lo haré, y esto es porque no es mi sitio. Delante de mí, mirándome con unos ojos curiosos, se encuentra Viktoria, la madre de Basil. Aún me cuesta trabajo imaginar a esta mujer hermosa, al lado de alguien igual de apuesto como Bill, es decir, el padre de Basil me dio una impresión equivocada, ya que al principio se mostró hostil, e incluso, pensé que quería… joder, tan solo pensarlo hace que me den escalofríos. Al parecer, al final, solo trataba de ayudarme y creo que hasta cierto p
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