Audrey estaba asombrada. No sabía qué pensar. Por un lado, parecía como si Connor comenzase a dejar salir al su verdadero yo, al que ella había conocido antes, y por el otro, el nuevo Connor luchaba por imponerse y hacer sombra a sus destellos que luchaban por salir.— ¿Puedo preguntarle algo personal? — Se atrevió a preguntar.— Supongo que puedes, yo ya lo hice primero — algo parecido a una media sonrisa, se formó en las comisuras de sus labios, pero no terminó de florecer.— ¿Cómo la están pasando ustedes? Quiero decir, ¿Cómo le va con el niño después de… bueno, de…? —El resto de la pregunta se le quedó atorada en la garganta a mitad de camino.— ¿Después de la muerte de mi esposa? — la frase salió atropellada, pero salió al fin, y de pronto a él le pareció que no dolió tanto como antes.Era como si con el tiempo, su cabeza y su corazón comenzaran a hacerse a la idea de que ella ya no estaría, le supo amarga, eso sí, pero era soportable, y que pudiera decirla delante de Audrey prec
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