Eran sus fotos, efectivamente, eran sus fotos… ¡¿Pero cómo?! Hazel se encontraba en estado de shock, siempre pensó que Mario era un canalla, pero no lo imaginaba a tal nivel. —Hazel, ¿te encuentras bien? Su amiga Emma acababa de hablarle, sin embargo, ella no lograba salir de su estupor. Las murmuraciones a su alrededor comenzaron a ser más audibles, las miradas insistentes de sus compañeros no hacían otra cosa que ocasionar que su cabeza diese vueltas. ¿Por qué? ¿Por qué le pasaba esto a ella? —Señorita Miller—la voz de una profesora se alzó entre el murmullo de voces—, por favor, acompáñeme—solicito la mujer y ya podía hacerse una idea del motivo de su solicitud. Hazel tomó una fuerte bocanada de aire antes de ponerse de pie, al hacerlo noto de inmediato que sus piernas temblaban. La chica dio un paso seguido de otro y, sucesivamente, fue avanzando hasta llegar a la oficina de dirección. En aquel lugar se detuvo por unos segundos, no sabía que le esperaba detrás de esa puerta, p
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