Todos los capítulos de LOS MELLIZOS DEL PRESIDENTE. "Tenemos una familia.": Capítulo 31 - Capítulo 40
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31. Antigua y casi señora de McGrey
“3:15PM” Es lo que dice el reloj del carro que ya está dirigiendolos a la casa que dijo Martín que ya estaba lista para ellos. Han aterrizado en la capital hace tan sólo media hora. De vuelta en el país con un dolor en el corazón que no sabe como sanará o como olvidar.Todavía puede escuchar el llanto de Naia y cierra los ojos para disipar el recuerdo. Liam está durmiendo en sus brazos mientras el silencio del carro es casi matador, aniquilante. Martin no ha dicho ni una palabra aparte de lo que tienen que comenzar a hacer una vez pisen la casa nueva. Un montón de gente está tras de ella y debe actuar con precaución. Julieta está en el copiloto al lado del conductor y mira de vez en cuando hacia atrás para sonreírle a Clara y con eso calmarla.Clara está hecha un desastre. ¿Y cómo no? Si dejó hace horas lo que nunca debió imaginar porque es algo imposible. Nunca debió irse con Ryan y…Echa la cabeza hacia atrás. —Danielle —carraspea Clara llamando la atención de Martin—, la tarje
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32. "Resiste"
—¿¡Señor?! —Alexandrina no puede creer lo que escucha ni mucho menos las personas presentes en el lugar—. ¡Pero es que es la primera dama…!—Hay ciertas cosas irremediables en el matrimonio que hacen de la unión algo que ni ella ni yo disfrutamos. Lo único que nos interesa es la niña —Ryan sigue mirando los papeles enfrente de él.—¡Señor! Un divorcio ahora no ayudaría a la reputación del gobierno cuando tenemos a los noticieros respirandonos en la nuca. Sospecharán que usted lo hace por la —un senador se levanta para mirar a Ryan con preocupación—, por la señora que está siendo acusada de múltiples cargos.—No quiero que el nombre de la señora Salvatore vuelve a aparecer aquí: no tiene nada que ver con ella —expresa Ryan. Alexandrina le murmura en el oído todo lo que depara hoy mientras ya está a punto de marcharse—, hasta el día de hoy el atentado contra mí no se ha cerrado, señor Robinson. Quiero saber razones; han tenido días encerrados a los sospechosos y no le han sacado nada de
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33. Muerta por segunda vez
“HORAS ANTES”Una vez Clara salió lejos de los periodistas, no tuvo tiempo de despedirse de Liam ni de Ronalda pero con el nuevo teléfono que había conseguido le dijo que regresaría a tiempo para la cena. Aunque algunos otros periodistas la habían seguido hasta el carro con otras preguntas, Clara aceleró hacia el congreso de una vez. En su mente tenía sólo un plan que, de llevarse a cabo, podría complementar el testimonio de su inocencia. Observó la hora. Aunque por una vez estaba calmada, Clara ni siquiera sabía si era lo correcto hacer lo que estaba a punto de hacer pero el tiempo se agotaba. Tenía una orden de captura y si aún no estaba adentro de una cárcel era por el simple hecho de que Ryan había autorizado no encerrarla hasta que el caso comenzara. Su vida pendía de un hilo y no estaba dispuesta a derrochar el tiempo.Estacionó el coche, tomó su bolsa y salió disparada hacia el edificio. De una vez escuchó los murmullos, las miradas de disimulo y de reojo contra ella y expr
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34. "Condenada."
—¡Abran paso! Escucha Clara y se vuelve de inmediato hacia el sonido precipitado del lugar que maneja esta gente casi al instante. El caos vive en el hospital general porque los medios de comunicación ya han repartido la noticia por todo el mundo de que el presidente acaba de ser herido de gravedad. La camilla que pasa entre la gente hacia la sala de Emergencia es demasiada cruda en imagen como para que sea capaz de recuperar el aliento una vez más.Clara corre detrás de la camilla, y siente una vez más la desesperación por verlo lleno de sangre, vulnerable, al borde del precipicio. —¡Debe quedarse aquí!La detiene una enfermera cuando la camilla ya entra la sala de emergencias y Ryan desaparece. El pulso de Clara está más que acelerado, y baja la mirada hacia la enfermera.—Tiene que esperar —le dice otra vez la enfermera—. Permanezca aquí y espere.Cuando la enfermera la suelta lo único que nota es como desaparece detrás de la puerta. Clara se queda en su lugar, con una expresió
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35. Sentenciada a la ruina
Incluso Julieta necesita un momento para respirar porque no puede ser capaz de ser Peter McGrey la persona que aparte de ella, lo ha escuchado todo.Clara permanece en su sitio mientras gestiona lo que está ocurriendo, y con sus ojos rojos y llenos de lágrimas queda enmudecida. —Clara, preciosa, que bien lo tenías guardado…—Cállate —lo interrumpe Clara de una vez por todas para lograr permanecer lo más cuerda posible—. Peter, no digas ni una palabra más.—¿Cómo quieres que no diga ni otra palabra más, preciosa? Esto hay que celebrarlo. Tengo otro sobrino. Creí que sólo Román era quien le daría un nieto a mis padres pero vaya, qué alegría en medio de éste caos, ¿No es así?De entre todas las personas en el mundo tuvo que ser Peter quien escuchara la verdad, quien…—¿Cómo crees que reaccionará Ryan al momento de saber que le has ocultado todo este tiempo que tuviste un hijo de él? —Peter inclina la cabeza, alzando las cejas. No ha parado de sonreír—. ¿Qué es lo que pensará cuando se e
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36. Una perdedora
El pesar que siente Clara en su pecho no es pasado por alto pero necesita mantener la compostura. Docenas de miradas recaen en ella como si fuese la única culpable de que Ryan esté postrado entre la vida y la muerte. —Clara, yo creo que… Román comienza despacio. Sus ojos poseen el mismo ámbar de Ryan y a diferencia de Peter, quien sonríe en el rincón como si disfrutara de éste show, son más cálidos. Romás siempre ha sido un hombre calmado y recatado y aún más cuando se enteró que tenía una hija. Es padre soltero y aunque los McGrey quisiera negarlo, no era algo que podían tapar con un dedo fácilmente y lo tenían mal visto. Román la mira muy diferente a como todos, casi como si le estuviera pidiendole con calma. —Es mejor que te vayas…—termina por decir. Sus manos aún están bañadas en sangre al igual que su camisa blanca con la mancha seca que deja a entender lo que a Virginia le da rabia: estaba junto a Ryan. —Vete —Virginia vuelve a pronunciar—. Vete o- —¿O qué? —una voz mist
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37. Un tormento sin final
Con cada segundo lejos del hospital, en su carro que Jasmine decidió manejar por ella, es un tormento que al parecer rondará en su vida quizás hasta que pueda saber algo de Ryan y de su estado.Clara tiene una mano en la frente mientras siente el viento de la carretera entrando por la ventana y Jasmine con expresión preocupada no deja de verla ni un momento.—Hermana —la llama—, hermana, Dios, me preocupas. ¿Cómo estás? Lamento tanto no buscarte antes pero es que papá y mamá…—No te preocupes, linda —Clara se gira para demostrarle una pequeña sonrisa y busca su mano—, es más, te digo que fue muy arriesgado de tu parte aparecerte de esa manera frente a los McGrey. Odian a nuestra familia y aunque eres la única que me importa, no quiero que estés alrededor de ellos.—¿Y dejarte ahí sin más? —Jasmine refuta de una vez—, estás loca. Nunca haría eso. ¡Es que no soporto ver cómo te tratan! ¡Y odio más que nuestros padres no hagan nada…! —Jasmine aprieta las manos en el volante con rabia—. H
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38. Enemigos en todas partes
Las exclamaciones de Liam para que su madre lo tome entre sus brazos es lo único que puede sacar a Clara del ensueño. Deja las manos de Ronalda con lentitud y se dirige hacia Liam.Jasmine le entrega a su hijo con pesar y una vez observa a Clara con su hijo, se toma de las manos con pesadumbre mientras se acerca a Ronalda, que sólo había un par de veces hace muchos años atrás.Clara toma a Liam entre sus brazos con una fuerza ligera, cierra los ojos y coloca los labios en el cabello negro de su hijo al igual que el suyo para besar su frente. Y cuando los abre, un par de lágrimas se quedan estancadas en ese lugar.—¿Cómo que está desaparecido…? —se le va el aire—. ¿Cómo que Martín está desaparecido…?—Acaban de llamar de la empresa de Martín, Clara. Dicen que desde ayer no apareció en la reunión y creyeron que sólo se había tardado. Pero hoy tampoco apareció —Ronalda se abrazó a sí misma mirando hacia el suelo—. Y no tiene rastros de él…ya yo llamé a la policía. Vendrán aquí en unos
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39. Completamente loca por la rabia y la ira
Clara siente un alivio cuando ve ese mensaje y se apresura a ponerse los tacones de plataforma y agarra la primera gabardina que observa. Cuando está a punto de salir, Liam remueve sus ojos y se sienta en la cama. —¿Mami? —pregunta el niño—. ¿Mami, a dónde vas? Clara se detiene abruptamente y se voltea a verlo. —Mi cielo, mami tiene que salir ahora y… —¿Te vas, mami? —Liam pregunta casi con tristeza—. No, mami, no me dejes solo. —Mi amor, te prometo que volveré… —No quiero que me dejes solo —Liam gatea hasta bajar de la cama y descalzo corre hacia las piernas de su madre para abrazarla y se oculta entre ellas. Clara palidece con preocupación—, por favor, mami… Y el primer sollozo sale de Liam y lo único que hace Clara es tomarlo entre sus brazos y besarlo. —No, mi amor. Tranquilo. Está bien, está bien. Mamá te llevará con ella, no te dejará solo. Pero por favor no llores —lo abraza y se apresura a buscar sus zapatos para colocarselos—. Ya, bebé, mamá está aquí. —No quiero que
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40. Primero muerta
Acelera con fuerza. Sus ojos no observan nada salvo la oscuridad que todavía recae en la ciudad y dentro de poco amanecerá así que Clara tiene el deber de buscar un lugar seguro. Sin Ryan, sin Martín, y cayendo en esta trampa que hace de su sentencia algo que debe tener en cuenta. Aprieta las manos en el volante y mira hacia su lado frunciendo el ceño. Su expresión se suaviza una vez observa a los dos pequeños en el lugar cerca el uno con el otro, abrazados y mirando con atención a las afueras. Clara traga saliva con fuerza y vuelve a poner la mirada en la carretera. Ve detrás en el retrovisor. Toma un suspiro. Tiene que buscar ayuda. Su única intención es proteger a estos niños y mantenerlos en un lugar seguro y resguardado, ¿Pero en qué lugar ahora? ¿Una estación de policía? ¿Y qué tan segura está de que si la ayudarán? —¿Mamá? —llama Liam sin dejar de abrazar a Naia—. ¿Papi vendrá con nosotros? Clara observa el alrededor con fijeza ya que los nuevos edificios del centro
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