Radu sube las escaleras con un paso calmado, revisando la hora en su reloj, nota como este marca las 2:30 de la mañana. Los cantos y la algarabía que llegan del jardín le deja en claro que esa celebración no parece estar ni cerca de terminar.Al entrar en el pasillo de las habitaciones, nota como la luz del cuarto de Vanessa está encendida, y tomando en cuenta que tiene más de veinte minutos sin ver a su mejor amiga. Por lo que, sin dudarlo, se encamina hacia el cuarto.Radu toca suavemente el marco de la puerta del cuarto. La puerta está entreabierta, lo que le permite ver el interior donde Vanessa está sentada en el alfeizar, abrazando uno de sus peluches y mirando por la ventana con una expresión más serena de que ha tenido en toda la semana, especialmente en ese día. Al escuchar el suave sonido, ella voltea hacia la puerta y al ver que se trata de él, una sonrisa cálida y sincera ilumina su rostro.—Entra, tarado—dice con suavidad, su voz llena de cariño.Radu pasa por alto el ins
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