Radu sube las escaleras con un paso calmado, revisando la hora en su reloj, nota como este marca las 2:30 de la mañana. Los cantos y la algarabía que llegan del jardín le deja en claro que esa celebración no parece estar ni cerca de terminar.Al entrar en el pasillo de las habitaciones, nota como la luz del cuarto de Vanessa está encendida, y tomando en cuenta que tiene más de veinte minutos sin ver a su mejor amiga. Por lo que, sin dudarlo, se encamina hacia el cuarto.Radu toca suavemente el marco de la puerta del cuarto. La puerta está entreabierta, lo que le permite ver el interior donde Vanessa está sentada en el alfeizar, abrazando uno de sus peluches y mirando por la ventana con una expresión más serena de que ha tenido en toda la semana, especialmente en ese día. Al escuchar el suave sonido, ella voltea hacia la puerta y al ver que se trata de él, una sonrisa cálida y sincera ilumina su rostro.—Entra, tarado—dice con suavidad, su voz llena de cariño.Radu pasa por alto el ins
El bullicio de gritos y pasos rápidos resuena por toda la casa, despiertan a Vanessa. Abriendo los ojos parpadea varias veces para despejarse del sueño. Nota que se ha quedado dormida en el alfeizar de la ventana, sus piernas aún descansando sobre las de Radu, quien también está dormido y apoyado contra el marco de la ventana. La confusión inicial se disipa mientras se da cuenta de lo que está pasando a su alrededor.Vanessa se espabila un poco y, frotándose los ojos, escucha los golpes suaves sobre la puerta de la habitación. Con una voz aún cargada de sueño, responde:—Adelante.Cuando la puerta se abre lo primera que la pelinegra ve, es la cabeza de su hermana asomándose por un espacio de la puerta. Vanessa se endereza y en ese momento su cuerpo reciente la incómoda posición en la que se durmió. Usando su pie, mueve a Radu para despertarlo, mismo quien parpadea por lo que pasa.—Carajo…—murmura mientras se estira, su cuerpo doliendo al haber dormido sentado.—¿Qué pasa? —Vanessa pr
Al entrar en la habitación de su abuela, Tatiana encuentra a Irina sentada junto a la ventana, tejiendo en total calma y en silencio. La luz del día filtrándose por la ventana ilumina el cuarto de una forma en la que resaltando la tranquilidad que Irina ha creado para sí misma.—¡Abuela! —exclama al verla tan tranquila y sin estar lista. El que ella se encuentre en pijama le deja en claro que, en realidad, la mujer no tiene ninguna intención de arreglarse—, por favor, debes venir a la boda— Irina levanta la vista de su tejido y le dedica una mirada casi fugaz antes de volver a tejer. Tatiana se acerca a ella con paso tranquilo y termina por inclinarse ante ella mientras toma sus manos y busca su mirada—. Por favor—pide—, sabes que para Vanessa sería una tortura no verte allí. —Tatiana, creo que ya fui lo bastante clara. No seré parte de esto—dice mientras retirando sus manos del agarre de su nieta sigue con su tejido—. Conozco a Vanessa lo suficiente como para saber que ella entender
Al salir de la casa, Vanessa es recibida por los gitanos presentes en la parte externa de la casa, quienes al verla comienzan a cantar y palmear para celebrarla. La calidez de sus voces y el ritmo de las palmas la envuelven. Sus ojos recorren los rostros sonrientes que la rodean.Radu, nota como el rostro de la pelinegra comienza a perder la sonrisa que muestra y se llena con emociones que no sabe definir. Sin perder tiempo, se acerca los pasos que la separan de ella y con una firmeza gentil, toma su mano. Vanessa, sorprendida, lo mira con una ceja arqueada.—¿Radu? —pregunta mirándole sin entender que le pasa.—Vamos —dice mientras la saca de entre la multitud y la lleva hacia su auto—. Pedí ser yo quien te llevé a la iglesia —responde simplemente, al estar frente a su auto.Vanessa se queda en silencio y simplemente se deja llevar. —¿Por qué tú? —inquiere, cuando se detienen junto al vehículo.Radu abre la puerta del auto y la ayuda a entrar antes de responder. —Porque quiero asegur
Radu se queda un momento en silencio procesando las palabras de las pelirroja. —¿Qué? espera ¿Cómo que se fue del país? ¿Estás cargándome? —Su voz se eleva con incredulidad.—No, no te estoy cargando. Mi hermano se fue ¿bien? —responde Ioana, su tono seco, pero con un deje de preocupación—. Lo siento Radu. Aunque quisiera decirte algo más, simplemente no puedo. Radu respira hondo, mientras se gira para ver a Vanessa en la distancia. —Está bien, supongo que, tendré que ser yo quien frene la boda. —Radu…::Vanessa se encuentra sentada en una pequeña sala lateral de la capilla, misma que es acondicionada para que las novias esperen. Vaiana le ayuda a arreglar su cabello mientras ella trata de calmar sus nervios. Mientras Vanesa se encuentra acomodando el ajustado escote de corazón cuando Marcus entra con una sonrisa suave.Al ver a Marcus por el reflejo del espejo, Vaiana sonría y tras dejar un leve beso en la frente de Vanesa, le dice que les dará su espacio. Cuando su madre sale de
Vanessa escucha el repicar de las campanas desde el interior de la iglesia, mismas que con su fuerte y alegre repicar anuncian que la boda está a punto de comenzar. La calma que había logrado reunir se desvanece rápidamente, y un temblor recorre su cuerpo. Siente cómo el frío se apodera de ella, su corazón acelerándose con cada tañido que escucha.Las lágrimas vuelven a nublar su vista mientras comienza a respirar con dificultad, pero busca de calmar sus emociones.En ese momento, la puerta de la pequeña sala se abre dando paso a su padre. Nicolau, entra con una expresión de ternura y preocupación. Acercándose a Vanessa con pasos medidos, se detiene al llegar a su lado, inclinando la cabeza y depositando un suave beso en su frente.—Nessa, ¿Estás lista, mi princesa? —pregunta en un susurro, su voz cargada de mil emociones.Vanessa quiere gritar que no, que no está lista, que su corazón está lleno de dudas y miedos. Que ella no quiere nada de esto, que pensó que podía cumplir con lo que
—¡Sí! ¡Así se hace! — Radu aplaude con entusiasmo, su rostro iluminado por una enorme sonrisa de satisfacción y orgullo mientras ve a la pelinegra quien maneja como si su vida dependiera de ello—. ¡Esa es mi Vanessa! Vanessa gira su rostro brevemente hacia Radu. Las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas, pero en esta no son de tristeza. Por primera vez en mucho tiempo, siente una abrumadora sensación de libertad y alivio. Sin preocuparse por las consecuencias, se permite dejar salir todas las emociones que tenía contenidas.Sus manos tiemblan ligeramente mientras se aferran al volante, pero el rugido del motor se siente como una nueva oleada de confianza.Mientras el coche avanza, Radu sigue riendo y aplaudiendo, su entusiasmo contagioso—. ¡Nunca había visto algo tan increíble! Pensé que tendría que pararme a media boda y oponerme, pero tú… tú simplemente te diste a la fuga ¡Eres increíble!Vanessa sonríe a través de sus lágrimas, sintiendo una felicidad indescriptible. —Gracia
Al llegar a su departamento el reloj marca ya pasada de las ocho de la noche. Vanessa cierra la puerta tras de sí dejando escapar un pesado suspiro de cansancio. El día de trabajo ha sido más largo y ajetreado de lo que había esperado, y cada músculo de su cuerpo lo siente.Ha pasado un mes desde el fallido día de la boda, y aunque la vida y ella misma han vuelto a la rutina normal, las emociones siguen a flor de piel. Ese día después de volver de la casa del abuelo del Emil y tras hablar con Ioana, al llegar a casa encontró a su familia sentados en la sala, inicialmente espero escuchar palabras duras por lo que había pasado, pero no fue eso lo que pasó, solo encontró comprensión y palabras de apoyo mientras compartían abrazos y lágrimas.Con respecto a su posición en la comunidad gitana, pues todos están en descontento con lo que pasó, de hecho, está segura de que será a comidilla de todos hasta que algo más “grave” pase, pero sigue sintiéndose bien, así que busca de no darle mayor i