El día siguiente marcó un giro emocionante en mi vida, estaba nerviosa porque esa tarde iba a presentar a Nicholas como mi novio delante de mi hermano. Después de pasar la mañana en la oficina, Nicholas y yo nos dirigimos al hospital, donde mi madre seguía librando su batalla contra la enfermedad. Cada día era una lucha constante, y el peso de la situación me aplastaba el corazón.Mis emociones se mezclaban, y aunque estaba nerviosa por cómo reaccionaría mi hermano, también sentí una extraña sensación de emoción ante la posibilidad de que, de alguna manera, este acuerdo pudiera traer un rayo de luz en nuestras vidas. la incertidumbre del futuro seguía pesando sobre nosotros, pero en ese momento, nos aferrábamos a la esperanza de que esta farsa de compromiso pudiera brindarnos un respiro, aunque fuera temporal, en medio de la tormenta que enfrentábamos.En el hospital, la atmosfera era tensa, y los pasillos estaban llenos de sonidos de máquinas médicas y susurros de médicos y enfermera
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