El peso de la tristeza y el dolor se había apoderado de mí y sentía que no podía soportarlo por mucho más tiempo. Mi amor por Emily era inmenso, y cada día que pasaba sin poder acercarme a ella me dejaba una sensación de desesperación aún más profunda.Pasaba mis días en la oficina, tratando de concentrarme en el trabajo, pero mi mente siempre volvía a Emily. Era difícil para mí verla actuar de manera cariñosa frente a nuestros colegas, como si nada hubiera cambiado, y luego, cuando estábamos solos, retrocediera y se negara a dejarme acercarme. Cada rechazo me dolía profundamente, y me hacía sentir aún más alejado de la mujer que amaba.Una tarde, mientras observaba la ciudad desde la ventana de mi oficina, David entró. Era un buen amigo y compañero de trabajo, y en ese momento, era exactamente lo que necesitaba. Me miro con preocupación y me pregunto qué estaba pasando.Le conté todo, él escucho con atención y su expresión reflejaba comprensión y empatía. No puedo soportar verte así,
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