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Todos los capítulos de La Princesa Lycan Perdida.: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 31. Una noche de ensueño: Parte 2.
Emma Spencer.“¿Sorpresa?” Pregunto sin poder creer que estoy viviendo esto. Los ojos de Parker brillan entusiasmados como si fuera un niño pequeño.Me dice, “sí, nena. Este yate es tuyo. Es un regalo. Aquí podrás escapar cada vez que quieras o que necesites.”“Pero no sé nada sobre yates o embarcaciones, Parker.”“No te preocupes, nena. Aprenderás porque yo te enseñaré. Las manadas reales del norte y del sur tienen su propia flota naval, entonces es necesario que sus soberanos conozcan cómo funciona.”“Estoy… sin palabras, Parker.” Miro a mi alrededor absolutamente conmovida y solo me limito a decirle, “gracias, cariño.”Él me sonríe, se acerca a mí, toma de mi barbilla y me da un tierno beso, haciendo que las deliciosas chispas bailen por mi piel.Suspira, se muerde el labio y se aleja diciendo, “Esta noche eres mía, Emma. Y planeo disfrutarte lo más que pueda.”Mia me dice, “Wow... no sé tú, Emma, pero mis bragas se humedecieron. ¡Sáltate la comida y ve directo al postre!”Intento
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Capítulo 32. Diosas.
Emma Spencer.Lo último que recuerdo es el intenso dolor de mi cuello… ¡Ah! Y el orgasmo… ¡Oh! ¡Pero que orgasmo me provocó Parker! En toda mi vida me había sentido así. Nunca había tenido una conexión tan grande con alguien. Es como si él supiera exactamente cómo y dónde tocarme, enloqueciéndome de placer.Suspiro y digo, “Mia, ¿estás ahí?”“¿Mia?”Entre la oscuridad, veo que la luz llega suavemente, aclarando la imagen que se despliega ante mi vista. A lo lejos, veo la silueta de tres mujeres caminando hacia donde estoy. Sé que son mujeres porque llevan ligeros atuendos que bailan con la tenue brisa.El espacio en donde estoy es como un bosque al lado de un río. Puedo sentir la brisa en mi cara, escuchar el sonido del agua y oler la tierra húmeda. Sí, esto es un sueño, es uno verdaderamente vivido.“¿Aló? ¿Me escuchan? ¿Dónde estoy?”Las tres mujeres se quedan delante de mí observándome. Sus caras no arrojan nada. Una de ellas tiene su cabello rubio casi blanco y la otra es de color
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Capítulo 33. Universidad.
Emma Spencer.Luego de ver mi primer poder desbloqueado, con Parker nos quedamos en silencio por unos momentos, mirándonos fijamente. No sé qué es lo que pasa por su cabeza, pero sé que se está cuestionando todo.Suspiro, lo tomo de la mano y le digo, “ven conmigo.”Lo llevo de regreso a la cama. Él se recuesta de espaldas y yo me acurruco en su pecho, escuchando el ritmo de su corazón, el cual late fuerte y constante.Le acaricio el pecho y siento como se estremece ante mi tacto. Sonrío porque es encantador saber que tu pareja se ve afectado por ti. Él acaricia continuamente mi pelo.Me aclaro la garganta y le digo, “Cuando caí dormida, después de que me marcaste, vi a mamá y a las diosas.”Sus caricias cesan y se queda inmóvil. Después de unos segundos, me dice, “¿Qué te dijeron?”Suspiro mientras le digo, “muchas cosas.”“¿Te importaría elaborar, nena?”“No teníamos mucho tiempo para hablar, así que me dijeron todo lo que podían en ese breve lapso. Según mamá, le puso cinco sellos
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Capítulo 34. Agente encubierto.
Emma Spencer.Mis ojos se abren de par en par, sin poder creer a quién tengo delante de mí. Automáticamente, Mia cambia a modo pelea y, al verlo, ruge con todas sus fuerzas en mi cabeza, ensordeciéndome.Me quedé unos segundos en estado de conmoción masiva, sin poder articular una sola palabra.Alberto, al ver que no digo nada, demuestra su incomodidad en su lenguaje corporal, colocando sus manos delante de él. Un tenue sudor brilla en su frente y en su mirada solo hay arrepentimiento.Suspiro, cierro los ojos y le digo, “¿Qué haces aquí, Alberto? Creo que no tenemos nada de qué hablar.” Camino por su lado y me siento en mi silla, atrás de mi escritorio. Me apoyo bien en el respaldo, mientras me cruzo de piernas.“Tenemos mucho de qué hablar, Emma. Hay muchas cosas que no sabes y que ahora te ponen a ti y a Maddie en peligro.”Frunzo el ceño y le hago el gesto para que tome asiento. Me aclaro la garganta y le digo, “¿Qué es lo que me tienes que decir?”Mira sus manos que se encuentran
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Capítulo 35. William.
Emma Spencer.“Emma, disculpa, pero tengo que preguntarte…”Alberto me suelta en seco y veo cómo William está a punto de transformarse. Su cuerpo tiembla, sus ojos están casi negros. ¡Mierda!“Vete de aquí, ahora, Alberto.”“No te puedo dejar aquí, sola con él.”“No me hará daño. Lo sé. Pero a ti… eso no puedo asegurarlo. ¡Corre, ahora!”Alberto, sin esperar que se lo dijeran dos veces, corre rápidamente fuera de la oficina saltando por la ventana. Yo me coloco delante de William con las manos estiradas en señal de que se detenga.Le digo, “William, yo sé que no me harás daño. ¿Cierto?”Un gruñido sale de su pecho, sin dejar de temblar. Cuelgo mi cabeza hacia el lado y le digo. “¿Hermes? Dale el control a William. Déjame hablar con él, por favor.”“Él no está aquí.”Abro mucho los ojos, trago fuerte y le digo, “Está bien. ¿Y qué planeas hacer, Hermes?”“Quiero destrozarle el cuello a Alberto.”Me cruzo de brazos, levanto una ceja y le digo, “Pues a mí también me hubiera gustado hacer
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Capítulo 36. Emma está celosa.
William Redd.Cuando vi que Alberto tenía abrazada a Emma, casi pierdo la cordura. Quería matarlo con mis propias manos. Quería saciar estas ganas impetuosas de romperle la cara, ya que ese infeliz pudo tenerla toda para él por cinco años y yo ni siquiera he podido estar un momento a solas con ella.Cada día se hace más insoportable esta carga de tener que ocultarle que es mía y que la necesito tanto conmigo. No sé cuanto más podré soportarlo. Suspiro al ver mi realidad.Me sacudo los pensamientos y vuelvo al ahora. Con Parker acabamos de descifrar el próximo movimiento de Harry.“Emma, tienes que irte de aquí. Debes volver a la mansión. Si lo que pensamos es cierto, entonces Harry te puede atacar en cualquier momento.”Parker le dice, “William tiene razón, nena. Esto ya se está tornando muy peligroso. Tú recién estás despertando tu magia, al igual que a tu loba, acabas de conocer a tus parejas… Ha sido mucho, nena. Temo por tu seguridad.”Veo como Emma asiente en silencio, mientras s
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Capítulo 37. Intento de secuestro.
Parker Bennett.Mientras Emma está siendo acompañada por William, di el aviso a la guardia para que esté atento a Alberto. El maldito salió huyendo del lugar y nadie pudo localizarlo.Si Alberto fue capaz de estar aquí sin ser detectado, entonces cualquier espía de Harry podrá entrar a la universidad. Eso me tiene encabronado y asustado. Si Peter no puede detectar que la frontera está siendo violada, entonces estamos jodidos.Le conté a Peter todo lo que había sucedido y lo único que escuchaba eran sus rugidos. Ahora debería llegar en cualquier momento.Observo a los jóvenes pasar y veo también a las chicas sonreírme coquetamente. Es en realidad molesto tener que lidiar con mujeres haciendo eso. Solo espero que Emma no lo vea o se pondrá celosa.Mientras estoy pensando en todo eso, siento que Fenrir está sumamente inquieto. “¿Qué te pasa, Fenrir? Con tanto paseo, me estás dando un gran dolor de cabeza.”“No sé, hombre. Algo pasa, pero no puedo saber con exactitud qué es.”“¿A qué te r
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Capítulo 38. Hace demasiado calor.
Peter Bennett.Cuando vi a Parker y Emma en la mansión, tuve que ocultar mi ira. Siempre creí que sería yo quien la marcaría primero, pero no fue así. Me dolió no poder haber sido el primero. Pero más me duele que Emma no confíe en mí.Hace un rato, Parker me llamó y me dijo que Alberto había estado con Emma. Al escuchar eso, rompí dos sillas. No pude evitarlo. Detesto que cualquier hombre se le acerque y, más encima, el imbécil era un agente secreto enviado por Harry. Esto parece una película hollywoodense.Cuando pienso que tenemos un gran plan para vencer a Harry, el maldito nos lleva tres pasos adelantados. Nunca pensé que él era un gran estratega. Veo que estaba equivocado y mi error nos pudo costar caro.Me bajo del auto y camino hacia dentro de la universidad. Parker me dijo que debía dirigirme hacia el aula magna, ya que allí Emma daría su segunda clase. Mis hombres se despliegan por todo el recinto, asegurando el perímetro.Mientras camino, se me cruzan varias caras familiare
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Capítulo 39. Cuidado con lo que deseas.
William Redd.Una vez que entendimos qué era lo que sucedía con Emma, Parker decidió que yo debía llevármela. Fenrir tomó el control y, antes de irnos, atacó y dejó malherido a quien intentó secuestrarla.Abrimos la puerta y salimos corriendo de la mano. Fenrir iba detrás de nosotros, cuidando nuestras espaldas. Una vez que llegamos al auto, aprieto el acelerador a fondo y salimos de ahí a toda velocidad.Cada minuto que pasa, hace que el olor de Emma se haga más fuerte, intoxicante y atrayente, haciéndome perder la cordura. Hermes tuvo que tomar el control porque mi mente y cuerpo lo único que quiere es tocar a Emma de todas las formas que he fantaseado hacerlo.Mientras conduzco, siento que Peter abre el enlace mental diciéndome que me la lleve a la mansión y la encierre allí. Dado que es Hermes quien tiene el control, él solo gruñe. Peter, al notarlo, nos pregunta cómo está Emma. Él solo se limita a decirle que ella se encuentra en la primera fase.Cuando llegamos a la mansión, veo
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Capítulo 40. Primer celo.
William Redd.Peter y Parker llegan justo en el momento en que Emma me reconoce como su pareja. Pero el grito que sale de sus labios, cuando pregunta qué fue lo que había dicho ella, me dejó nuevamente paralizado.Levanto la mirada y sé que no es una gran vista, ya que Emma tiene su falda levantada hasta la cintura. Yo estoy desnudo, sentado en el suelo mientras ella está acurrucada encima de mí con su cabeza en mi hombro.Emma lo mira y le dice: “William es mi pareja también, Peter. Aún no entro en trance y no sé cuántos minutos más tengo de cordura. Pero necesito que lo aceptes también, Peter. Ustedes tres son míos como yo soy suya.”Veo que Parker le coloca una mano en el hombro mientras dice: “No puedes negarle esto, Peter. Y William es como nuestro hermano. No hay nadie más con quien quisiera compartirla, que contigo y con él.”Peter baja la mirada y en un susurro dice: “¿Por qué no dijiste nada, William?”“Porque tú mismo me dijiste que no querías compartirla ni siquiera con Par
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