CAPÍTULO 61. Un doloroso descubrimientoElijah sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, pero acarició la cabeza de Lynett, intentando comprender qué era lo que la estaba poniendo mal.—A ver… despacio, respira —susurró levantando su barbilla—. Mírame, eso… mírame… —le ordenó con tono bajo y autoritario—. Necesito que te calmes para poder entender. Respira. El pecho de Lynett subía y bajaba al compás de una respiración entrecortada, y Elijah sujetó su barbilla y su mano bajó por su garganta con un gesto muy suave, pero si quería tranquilizarla eso no iba a dar mucho resultado, porque sus dedos rozando el borde de sus senos solo hizo que la muchacha contuviera el aliento.—Suéltalo, no te voy a hacer nada —murmuró Elijah—. No te voy a hacer nada, solo quiero que te calmes.Lynett pasó saliva y cerró los ojos por un momento mientras sentía la forma en que su piel se estremecía.—En mi… en mi silla —balbuceó—. Detrás del cojín de respaldo… —intentó explicarle, pero apenas Elij
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