Todos los capítulos de MALDITA TENTACIÓN. Engañada por el prometido de mi hermana: Capítulo 191 - Capítulo 200
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 27. Un pobre esclavo
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 27. Un pobre esclavoRanger lo vio aparecer desde el otro lado de las caballerizas y procuró camuflarse mientras sacaba su celular y le hablaba a Max.—Lo tengo —siseó—. Búscame en las caballerizas.Obviamente solo eso hizo falta para que Max se apresurara a llegar junto a él y los dos observaran a Sebastian mientras cargaba algunas pacas de heno para moverla de lugar.Ranger suspiró con impotencia, porque no era como que no hubiera visto a Sebastian haciendo eso muchas veces, pero no había un solo escenario que le pasara por la cabeza que fuera placentero.—¡Pues para esto debió ayudarlo la muchachita! ¡Para tener un esclavo más en la hacienda! —rezongó con dramatismo—. ¡Probablemente lo tengan trabajando por techo y comida como un… como un…!—¿Esclavo? —lo ayudó Max levantando una ceja porque sabía que a Ranger solo se le salía aquel grado de impotencia cuando creía que estaban lastimando a la gente que quería.—¡Eso mismo! ¡Ya se ve que le pagó el hospi
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 28. Un enfrentamiento familiar
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 28. Un enfrentamiento familiarLa verdad era que no se sabía quién estaba más mudo, más tenso o más nervioso. Perder el aliento era una cosa, pero Michelle sintió como si se hubiera tragado su propia lengua en el mismo momento en que oyó al invitado de su abuela decir aquellas palabras.Se giró como un resorte y con más cara de espantada de la protagonista de una película de vampiros; (ya saben, las primeras, las que sí se hacían para asustar).—¿Cómo di—dijo…? —balbuceó sorprendida—. Sebastian es su… su hij… ¡Ay, Jesús!—¡No, Jesús no, Sebastian Vanderwood! —replicó Rufus con el ceño fruncido y una expresión que se veía muy muy molesta—. ¡¿O creíste que había nacido de una florecita de esas de las que te regala?!La boca de Michelle formó la O más ofendida del universo y el miedo se le fue del cuerpo en ese mismo segundo.—¡Oiga con todo respeto, pero con las flores que me regala mi príncipe no se meta, que bastante me ha costado educarlo! —replicó levant
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 29. ¡Me lo quedo!
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 29. ¡Me lo quedo!Michelle sentía un nudo en el estómago difícil de describir, incluso para ella que tenía un lenguaje tan… pintoresco. Sabía lo que aquello significaba, que le dirían la verdad a Sebastian y se lo llevarían, que él la acusaría de no decirle la verdad y que todas esas semanas se convertirían en… ni siquiera lo sabía.—Mi desorden mental es la rebeldía, señor Vanderwood —suspiró finalmente acariciándose los muslos con un gesto repetitivo y nervioso—. Venía escapándome de una boda cuando encontré al príncipe. Mi padre quería casarme con un viejo con el que pretende hacer negocios, así que me escapé y vine a pedir la protección de mi abuela… pero cuando supe que Sebastian no se acordaba de nadie pensé… pensé que si llegaba casada, ella me defendería más, y así mi padre no podría obligarme a que me casara con el adefesio, viejo verde, panzón cervecero, asalta cunas…Rufus apretó los labios porque sabía que estaba mal reírse, pero de verdad que
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 30. Un buen esposo
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 30. Un buen esposoSebastian no podía negarlo, aquello no tenía nada de “trabajo” par él; le encantaba estar en la hacienda, andar entre los peones y los animales y disfrutar de una vida tranquila. No tenía idea de cómo había sido su vida antes, pero estaba seguro de que debía haber sido más o menos parecida porque no se imaginaba siendo feliz de ninguna otra manera.Estaba terminando de despedir a uno de los últimos invitados cuando vio que aquel hombre mayor se acercaba a él y se le hizo extrañamente familiar. Por un segundo su corazón se aceleró, como si le recordara algo aunque no fuera un hecho, sino una sensación, que se hizo más fuerte cuando Rufus abrió los brazos.—¡Sebastian! ¡Qué bueno verte de nuevo, muchacho!Por un momento se quedó paralizado y Rufus se acercó a darle un abrazo.—Lo… lo siento, señor…—Vanderwood —lo ayudó Rufus y se quedó observándolo a ver si notaba alguna reacción en él, pero de momento era evidente que Sebastian de veras
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 31. Necesidad
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 31. NecesidadNo era cierto que estuviera loca. Era Espontánea, casi siempre tenía la cabeza por las nubes, y sí, le hacía demasiadas excepciones a todo lo que era moralmente bueno y correcto en el mundo, pero eso no quería decir que Michelle Dalton estaba loca.Atravesaba media finca aferrada al desastre más sexi que había conocido en su vida, pero eso no cambiaba el hecho que esa bomba un día le estallaría en la cara y lo sabía.Sin embargo, si algo había aprendido de la muerte de su madre siendo tan pequeña, era que solo podía enfrentar las tragedias en el momento en que llegaban y no antes. Así que apoyó la cabeza en el hombro de Sebastián y cerró los ojos decidida a disfrutar aquel momento, porque lo único cierto en la vida era que ni los buenos ni los malos instantes iban a durarle para siempre.Sintió su mano cruzándose alrededor de su cintura y apretándola con pasión. Le bastaba una sola para gobernar a aquel caballo y la otra era para ella, para h
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 32. Momentos peligrosos
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 32. Momentos peligrosos“Todo”, la respuesta era “todo”, pero Michelle no podía decírselo en aquel momento. Solo podía dejarse llevar por aquel juego mientras Sebastián la subía al cielo y la perdonaba después del primer orgasmo juntos, sintiendo cómo el cuerpo de su esposa se escurría y se acurrucaba contra él intentando sobrevivir aquella marea tan intensa de sensaciones.—Te quiero, príncipe, más vale que no lo olvides —susurró ella y Sebastián sonrió contra su cabello antes de besarlo.—¿Crees que sea capaz de olvidarlo con lo seguido que me consientes? —respondió levantándola contra su cuerpo y besándola en los labios con dulzura—. Pero esto no se ha acabado aquí, de verdad hay que celebrar todo lo que hicimos hoy, así que te espera una noche de intenso trabajo.Y si aquello era una amenaza o no, lo cierto fue que Sebastián se encargó de cumplirla a la perfección, y Michelle realmente no pudo pensar, no puedo ponerse a elucubrar en todo lo que estaba
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPITULO 33. El desastre
LA TRAMPA PERFECTA. CAPITULO 33. El desastreMichelle respiró profundo en el mismo momento en que aquel hombre puso en sus manos una carpeta llena de documentos, incluyendo una licencia de conducción oficial y un pasaporte para Sebastián bajo el apellido Hood.—¿No podías haberle encontrado un nombrecito un poco mejor? —preguntó Ranger poniendo los ojos en blanco porque imaginaba de dónde venía la referencia.—¡Bastante con que logré ponerle uno, créeme! —murmuró Michelle guardando todo y Ranger se inclinó hacia ella, acercándose para hablarle en voz baja.—Escucha, sé que ayer no te lo dijimos, o quizás yo di por sentado que eras lo bastante inteligente como para darte cuenta sola, pero si de verdad alguien trató de matar a Sebastián, como creemos, entonces eso puede significar que en algún punto tú estés en peligro junto con él.Michelle apretó los labios pero terminó asintiendo.—No te preocupes, soy lo bastante inteligente como para darme cuenta, pero ¿cuál es la alternativa? —sus
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 34. Una sorpresa inesperada
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 34. Una sorpresa inesperadaDecir que el padre de Michelle estaba desquiciado, era poco.Sebastián no supo por qué, pero el simple tono con que le había gritado aquel nombre a su esposa hacía que se le crisparan hasta los pensamientos.—¿Y ese cabrón quién carajos es para hablarte así? —espetó entre dientes mientras lo miraba acercarse, y Michelle contuvo el aliento para responderle.—Pues resulta ser tu querido suegro, o sea mi padre —susurró.Sebastián arrugó el ceño y la miró con una expresión de sorpresa que ni siquiera trataba de disimular.—Este... Emmm… ¿Lo siento? —preguntó porque no estaba muy seguro de tener que pedirle una disculpa por haber ofendido a su padre.—No, no lo sientas —replicó ella enlazando los dedos con los suyos y apretándolos—. “Cabrón” es el apelativo más bonito que alguien pudiera decirle. —Y aunque eso lo soltó apenas en un susurro, Sebastián fue perfectamente capaz de escucharla.A la hacienda había llegado dos hombres y nin
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 35. Una conversación familiar.
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 35. Una conversación familiar.El movimiento fue violento y demasiado corto, detenido a la vez por palabra y acción, porque en el mismo momento en que Franklin Dalton levantó la mano para golpear a su hija, Sebastián lo sujetó con fuerza por la muñeca y el grito de la abuela Constance se escuchó desde el portal de la casona.—¡Franklin! ¡¿Qué demonios estás haciendo?! —gritó furiosa porque había llegado justo a tiempo para ver aquella escena, y su hijo la miró con ojos desorbitados, como si no pudiera creer la estupidez que su madre estaba haciendo.Arrancó furiosamente su mano del agarre de Sebastián, que ya había dejado de ser sarcástico para convertirse en un pedazo de piedra, como si solo fuera un muro que protegía a Michelle.—¿Y tú como permitiste esto, mamá? ¿Cómo se te ocurrió dejar que Michelle viniera a refugiarse aquí después de incumplir con sus obligaciones?! —espetó y la señora Constance lo miró de arriba a abajo como si estuviera lista para
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LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 36. Un nuevo heredero
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 36. Un nuevo herederoNo quería sentirse así. Sebastián juraba que no quería sentirse así. Y aquello no tenía nada que ver con la autoestima o con el hecho de que el condenado tipo pareciera una versión sexi del Yeti; sino con que lo reconocía, con que sabía que había estado en la hacienda y que había hablado con ella, y que no había ningún maldito motivo para que volvieran a reunirse de nuevo, mucho menos a solas.—¡Me dijiste que ibas a ir al hospital! ¿Qué estabas haciendo con este hombre? —le reclamó en voz tan baja y feroz que Michelle solo pudo girar en la cabeza despacio, casi en cámara lenta, con incredulidad, mirándolo azorada como si no pudiera creer que le estuviera haciendo aquella pregunta.—¿Disculpa? —siseó entre dientes viéndolo a los ojos—. Sí fui al hospital, y lo que hacía o no hacía con él te lo explico en privado, porque eso es un asunto personal.Michelle sentía que la impotencia le vibraba dentro, porque su abuela la miraba con incom
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