—Serena, cariño. Me alegra verte bien. —Allegra se dirigió directo a Serena con los brazos abiertos.Vincenzo encontró desagradable su vergonzosa actuación de madre del año.—Señora Castelli, buenos días —dijo, parándose delante de Serena para evitar que su madre llegará a tocarla—. Tome asiento, por favor. —Señaló el sillón libre—. ¿Hay algo que desee beber?Allegra le dio una mirada de desagrado, pero fue a sentarse.Vincenzo sujetó la mano de Serena y también se sentaron.—No, estoy bien —dijo mientras se sentaba. Los dos hombres que venían con ella se quedaron de pie detrás.—La verdad es que no esperábamos su visita, aunque es una sorpresa agradable —dijo, con falsa cortesía—. El viaje debió ser largo y agotador. Lamento las molestias. Nosotros la habríamos visitado en casa a nuestro regreso a Italia. —Vincenzo, deja de actuar como si no sabrías por qué estoy aquí. Esta no es una visita casual.—¿Ah no? Ya me imaginaba que había algo más.Serena no pudo ocultar su diversión y s
Leer más