Continuó, queriendo otra, aunque soltándome la garganta sólo un momento para animarme. "Quiero más. Exijo que me des más, preciosa. MÁS". Su voz era un mero gruñido, dominante, una orden a la que no fui capaz de resistirme.Cuando sus colmillos volvieron a mi cuello, pude oír cómo engullía mi sangre
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