Di a luz nuevamente, dos años después, ésta vez una niña hermosa, dulce, mágica y encantada. Fueron otros nueve meses angustiantes, caóticos con mucho miedo y pánico porque a la bala que tenía clavada en el pecho, ahora se sumaba mi edad. Yo ya había pasado los cuarenta años, aunque los doctores me dijeron que yo era fuerte como una adolescente y no tendría problemas para dar a luz, sin embargo estaba aterrada. Fueron días y horas de tensión extrema. Finalmente el alumbramiento salió bien, la pasé pésimo, obviamente, las contracciones fueron horribles y descomunales, pero la bebita nació muy bien y yo salí adelante en ese maravilloso reto de ser nuevamente mamá, je. A ella Le pusimos Jenny, por la hermana de Marcial. Ella se puso a llorar como una adolescente cuando le dimos la noticia. Magdalena se casó, al poco tiempo, con el hermano de Marcial, en una ceremonia muy bonita, sencilla, familiar que me encantó y maravilló. Ella también dejó el tenis y se dedicó a la escuela de Ashle
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