La mujer vestía un vestido negro con escote, de cintura estrecha y caderas prominentes. Su prominente pecho era ceñido a la perfección por la prenda.Lo suficientemente sensual sin ser vulgar, como una verdadera tentación.Muchos hombres tenían la mirada puesta en ella.Pero el rostro apuesto de Carlos mostraba solo indiferencia. —¿Quién eres tú?La mujer, algo dolida, respondió: —Señor Sánchez, antes solía invitarme a comer y beber, ¿cómo es que ya no me recuerda?—No te recuerdo, déjame en paz. —Carlos siguió sin darle importancia.La mujer, sin insistir más, se alejó con su copa en la mano, un tanto avergonzada.Nadie le dio mayor importancia a este pequeño incidente, pues en una fiesta del nivel de la familia Llona, era normal que hubiera mujeres buscando acercarse a los jóvenes adinerados.Aun así, Carlos se acercó a Bella para explicarle: —No la conozco, no pienses mal.Bella respondió intencionadamente: —Señor Sánchez, tienes fama de mujeriego, sales en coche de lujo y las mujer
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