Elizabeth: Veo la preocupación de Mateo, por mi persona, y mi corazón tiembla, no soy digna de ella, no soy digna ni siquiera de su amistad.Observo su espalda tan ancha, que combina a la perfección con su gran altura, y reprimo las ganas de suspirar, no puede ser que aun después de tanto tiempo, mi corazón se acelere por solo tenerlo cerca, y que decir de mi cuerpo, si por solo sentir su agarre cada célula de mi tiembla, esto está mal, yo estoy mal, soy una mala persona por aprovecharme de su generosidad, no debería estar en su hogar, invadiendo su espacio, el tiempo que debería pasar con su hijo. — Si no dejas de fruncir el ceño te saldrán arrugas. — toco su frente y la angustia me invade, esto es lo más cerca que estaré de él.— Por si no lo has notado ya tengo arrugas, y si me salen más será por
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