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Todos los capítulos de La Reina Vampira & El Rey Alfa: Capítulo 31 - Capítulo 38
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Pronto, me doy por enterada de quién es el que estaba acechándonos a Aren y a mí, efectivamente, era Edward. Supe que era Edward por qué de tantas veces que compartimos la cama, parece ser que mi nariz ahora era capaz de olfatearlo y distinguirlo tan fácilmente. — ¡Edward! ¡Ya sé que eres tú! ¡Bájate de ese árbol, ahora mismo! — le dije a Edward sin necesidad alguna de tener que hablarle en voz alta, casi que a los gritos para que pudiera escucharme, pues yo sabía muy bien que él me escucharía aun permaneciendo trepado desde la copa más alta del árbol en el que se encuentra trepado. Edward se baja del árbol de un solo salto, y se acerca hacia donde estoy, puedo ver que él trae en su espalda, una mochila, haciéndome pensar: ¿Acaso él me ha traído ropa? Si es así, ¿Cómo le ha hecho él para haberme encontrado? Ahora, debo de ser sincera de qué me estaba causando muchos nervios pensar en la idea de que Edward pudiera darse cuenta de las cosas que habían ocurrido entre Aren y yo tanto en
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Antes de que yo hubiera podido decir algo sobre esto, Aren se acercó a nosotros, pude notar que él echaba chispas, como si estuviera enojado no solamente conmigo por lo que hice anteriormente de escaparme, sino porque parece ser que él ha visto todo lo que ha estado ocurriendo con Edward en ese instante.— ¡Helen! ¿Qué carajos crees que haces? ¿Por qué hiciste eso hace rato de escaparte sin haberme dicho que sucedía? ¿Qué no entiendes que esto es realmente peligroso de que esté ocurriendo? ¿Qué hace él aquí? ¿Cómo supo dónde encontrarnos? Realmente, pensé que tú eras la única que sabía en dónde vivo yo… — comenzó Aren a cuestionar como si él se sintiera atacado en este momento por la presencia de Edward.— Aren, ¿Quieres calmarte? Ella es la reina que te quede claro, y además, no deberías de estarle a ella pidiendo explicaciones de por qué hace lo que hace. Además de que todo esto ha sido mi culpa, debí haber encontrado la manera de como avisarles a ustedes de que estaba de camino par
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Luego de haber escuchado con atención las palabras frías de Edward, en medio de nosotros, se produjo un incómodo silencio del que ninguno de nosotros tuvo la valentía de impedir que sucediera. Las tensiones del momento se acumulan en el aire, y mi mente trabaja a toda velocidad para encontrar las palabras adecuadas que pudieran controlar la tensión de la inesperada situación, pues ahora a mis problemas se sumaba uno más. Pronto, decidí ganarle a Edward en ser yo la que primero rompería el silencio que nos acompañaba para así querer aclarar las cosas con él. — Edward, entiendo que te sientas preocupado y confundido. Pero todo lo que está ocurriendo es muy complejo de solucionar, y no deberías de apresurarte en juzgar acerca de la relación que tengamos Aren y yo en este momento. Además, debo ser sincera contigo, las cosas han cambiado, y la única manera que nos queda a todos de sobrellevarlas, es trabajar juntos en esto, apoyándonos mutuamente el uno con el otro por qué lo cierto es q
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— Hola, Aren. Sí. Está todo bien, no tienes que preocuparte de nada. Gracias por el detalle, no esperaba encontrarme con este obsequio que me imagino, es de tu parte — le dije, mientras señalo con la mirada el ramo de flores y sigo cargando entre mis brazos al osito de peluche que me había encantado. Aren se acerca con una sonrisa tierna dibujada en su cara, y me regala un tierno beso en la mejilla sin pensarlo ni dos veces en siquiera haberlo hecho.— Me alegra que te haya gustado mucho, esperaba alegrarte un poco el día con este. Sé que las cosas están muy complicadas para todos, y con este detalle quiero que sepas que estoy aquí para ti, para lo que sea que necesites, no dudes en contar conmigo. Le sonrío y le miro con ojos de agradecimiento, mientras que sigo sosteniendo el peluche entre mis brazos, cargándolo cono si fuera un osito de verdad que era bebé y que necesitaba del cuidado de su madre mientras crecía y se convertía en un oso de verdad que pudiera sobrevivir por su pro
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— No, Helen. Eso que planeas hacer está mal. ¿Es que acaso te has vuelto loca? De verdad, ¿Cómo estás pensando en ir a meterte con ese sujeto? — Aren insistió, sintiéndose muy enojado por lo que yo le proponía. — Aren, lo lamento, de verdad, créeme que esto no es algo que yo quiera hacer. Pero, no me queda más de otra, tengo que hacerlo. Es la única manera que encuentro de que este pueda hablar — dije a Aren, tratando de ser insistente con la decisión, pero no sin querer ser fastidiosa a tal punto de querer hacer enojarlo.— Reflexiona mejor las cosas, porque ni creas que voy a permitir que cometas esa locura. No te voy a apoyar con esto. ¿Entiendes? — dijo Aren con determinación, y volviendo a concentrarse a dar la vuelta para acercarse hasta la puerta de la habitación y retirarse de aquí, demostrándome que estaba muy enojado por mi decisión.— ¡Aren! ¡No te vayas así! — grité, pero ya era muy tarde, Aren se marchó y cerró la puerta de un portazo muy fuerte. Dejándome a mí allí, con
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Aren suspiró profundamente para así él tratar de tranquilizarse un poco y decidió tomar un sorbo de su copa para antes de responder. — Helen, de verdad, entiendo tu urgencia y tu desesperación por encontrar una solución ante este problema por el que estamos pasando ahora. Lo sé porque yo también me siento igual, quiero encontrar una solución, ya mismo porque no quiero permanecer por toda la vida viviendo como si fuera un recluso que ha escapado de prisión y que no quiere que lo encuentre, pero en serio, debemos de hallar la manera correcta de hacer las cosas, sin precipitaciones, sin tener que apurarnos en tomar decisiones a la ligera. ¿Entiendes lo que digo? — dijo Aren. Me recargué en el respaldo del sillón, y me crucé de piernas, mirando a Aren fijamente a los ojos. — ¿Entonces qué es lo que propones, Aren? En verdad, así cómo lo sabes, no tenemos mucho tiempo, y mientras más nos demoremos, más complicado será para nosotros encontrar un buen plan para hacerle descubrir la verdad
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Entonces, la cueva se abrió ante nosotros, la luz de la luna se filtró entre las ramas de los árboles, dejándome ver entonces todo aquello que rodeaba el interior del lugar. Una suave brisa movía las hojas de los árboles, y así mismo lo hizo con mi cabello. Escucho que se forma una especie de susurro en el viento, y eso me generó una melodía muy tranquilizadora que había ayudado a que yo me sintiera segura y en confianza de estar allí. El lugar simplemente era muy sereno, y muy tranquilo, sin duda, este era el sitio perfecto para cualquiera que quisiera buscar un refugio en el que pudiera pensar con más claridad, lo podía hacer sin problema alguno porque no había nada ni nadie que lo pudiera interrumpir. — Wow, Aren, este lugar es increíble. Nunca me imaginé que existiera un rincón tan hermoso y apartado en medio del bosque. Nunca me imaginé que lo llegaría a conocer — le dije a Aren, sintiendo como la tensión que se recargaba sobre mi cuerpo empezaba ahora a disiparse por la paz y
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Sin embargo, antes de que nuestro romanticismo pudiera continuar como debía, justo antes de que Aren pudiera haberme querido besar de nuevo, todo se vio interrumpido por un sonido que escuché que provenía desde la distancia más lejana, pero que gracias a mi oído de vampiro, pude distinguir muy bien de qué se trataba. Rápidamente, nos separamos de nuestro abrazo, y nuestras miradas se posaron sobre la puerta de entrada al lugar secreto. — ¿Has escuchado eso? — pregunté, mientras que mi oído se agudizaba para captar cualquier sonido que pudiera servirme para saber qué era lo que exactamente estaba ocurriendo afuera. Aren frunce el ceño, también sintiéndose muy alerta de todo. Pues parece ser que nuestra tarea de pasar desapercibidos ya había terminado. Parecía ser que la gente del pueblo se ha puesto de acuerdo entre ellos para habernos encontrado y así armarse de valor para venir a enfrentarnos de una vez por todas ante nuestro problema que ya nos ha encontrado. El susurro del vien
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