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Todos los capítulos de Convergente: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 21. Invasión.
Isabella Di’Giotanno.Estamos disfrutando de la fiesta de cumpleaños organizada por Eric. Ha sido el regalo más hermoso, sincero y entregado que nadie me ha dado. Con cada gesto, Eric me demuestra lo mucho que me ama. Mirando hacia atrás, creo que siempre lo supe, pero no quería amarlo porque no quería decepcionarme que no fuera mío. Pero lo es. Este increíble alfa, aguerrido, feroz, honesto y sexy, es todo mío. Sin embargo, la felicidad nunca dura para siempre.En el minuto en que Eric grita Pícaros, todo se fue al carajo. Mi bellísima sorpresa se ha convertido en un total caos. Eric se abalanza de forma protectora al visualizar que un lobo pardo va a remeter contra mí. Rápidamente, se transforma en Anouk, el cual abre su mandíbula ferozmente y destroza la yugular del lobo pardo. No tuvo oportunidad.Donde miraba, todos peleaban con pícaros que salían por doquier. ¿De dónde mierda vienen? Parecen sincronizados. Los rabiosos pícaros se abalanzaban sobre todos, sean mujeres, hombres
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Capítulo 22. Nuevo Alfa.
Eric Lafallete.Después de que cuatro pícaros atacaran mis costados, les destrocé sus yugulares con una rabia que me ennegrece el alma. Escucho como Aika grita: ¡YA BASTA! Y un haz de luz que sale de su cuerpo nos enceguece, dificultándonos mirar lo que sucedía. Me giro y veo como los pícaros, que observaban atentamente lo que estaba haciendo Aika, caen todos a la vez con sus cuellos quebrados. Todos quedamos en silencio viendo el espectáculo de pícaros caer. El frío que conlleva la muerte se huele a kilómetros, ambientando el paisaje desolador que promete lo que una vez fue la casa de la manada.Los cuerpos de los pícaros y de los miembros de mi manada, tirados por doquier. Tanta muerte, tanta destrucción sin motivo aparente. Querían eliminarla, de eso estoy seguro.Mi corazón grita de dolor al ver tal paisaje. Mi alma gime al ver los cuerpos de mis padres destrozados al lado de lo que una vez fue la piscina. Siento como si mi cuerpo no fuera mío. Siento como si el dolor que supon
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Capítulo 23. Preparativos.
Eric Lafallete.Una semana ha pasado desde la catástrofe de cumpleaños de Isabella. Durante esta semana hemos estado sumamente ocupados lidiando con todos los efectos que denota una invasión de pícaros. ¿La principal consecuencia? La seguridad.Solo una semana falta para La Valoración y algunas de las manadas cuestionaron nuestra seguridad. Pero otras han alagado la fiereza de mi manada. Es por ello que hemos aumentado la seguridad y algunos guerreros de la Manada de medianoche, con la que compartimos la frontera sur, fueron tan amables de facilitárnoslos. Creo que tiene que ver con que Isabella es una loba convergente, y ha significado un aumento de las manadas que han solicitado alianzas con nosotros. Los he escuchado atentamente, pero aún no decido nada. Espero que Isabella despierte pronto para tomar esas decisiones, sobre todo porque la involucran a ella.El panel de expertos, que fueron escogidos para La Valorización, llegó en la madrugada del día de hoy. Y durante esta tarde
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Capítulo 24. ¡Es tan Hermosa!
Príncipe Alec Tassara.Camino a través del corredor y observo como Peter, nuestro beta, sale desde el despacho de mi padre con cara de preocupación. Lo detengo y le digo, “¿Qué sucede? Tu rostro me dice que hay graves problemas.”“Entra y conversa con tu padre. Es sobre Isabella.”A penas escucho mencionar el nombre de Isabella, siento que mi corazón se acelera y un sentimiento de profunda preocupación me inunda. Ingreso a toda velocidad al despacho de mi padre, donde lo encuentro sentado, perdido en sus pensamientos. Lo que sea que está pensando, definitivamente lo tiene muy preocupado, ya que observo como se forma una arruga entre sus ojos.“Padre, ¿qué esta pasado?”Mi padre resuena mientras dice, “Picaros.”“¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué ocurrió?”“Atacaron a la Manada Suave Amanecer cuando estaban celebrando el cumpleaños de Isabella. Hay veinte miembros de la manada muertos.”“¿Y los picaros?”“Muertos.”Respiro profundo mientras pregunto, ¿Isabella?“En coma inducido. Tuvo múltiples epi
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Capítulo 25. En Coma.
Isabella Di’Giotanno.Lo último que recuerdo es que estábamos cayendo luego de que sintiera como si me dieran un millón de puñetazos en el estómago. Pícaros… Los pícaros invadieron mi manada. Miro a mi alrededor, y solo veo oscuridad.¡Aika! ¿Dónde estás? Aika vamos, no es gracioso. Deja de esconderte de mí. ¿Dónde estamos? ¡Aika!Grito sin respuesta. Solo resuena el eco constante de mis palabras dentro de un espacio vacío sin fin.“¿Isabella?”“¿Quién es?”Escucho una voz suave y lejana. Y así es como observo como todas las imágenes de mi mente pasan en un segundo a través de mis ojos. Luego veo como las imágenes se desvanecen como si estuviera mirando un televisor antiguo.Silencio...Ensordecedor silencio…Los segundos parecen minutos y los minutos parecen horas…La imagen vuelve lentamente iluminándose y aparezco en un lugar en donde todo es de color blanco. Parpadeo muchas veces de modo que mis ojos se acostumbren a la luz. Es una habitación espaciosa.“¿Isabella que haces aquí?
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Capítulo 26. Reino de Selene.
Isabella Di’GiotannoArtemis me dice que debemos visitar a sus hermanas. Me toma de la mano mientras con la otra agarra fuertemente su libro. Cierra sus ojos mientras recita unas palabras que parecieran ser de brujería:aderfí, aderfí se kaló kai se epikaloúmai, páre me sto vasíleió sou, áse me na bo sto vasíleio tis selínisObservo como todo a nuestro alrededor comienza a brillar con una luz blanca, Una fuerte brisa pareciera elevarnos mientras todo comienza a girar.“¡Agárrate fuerte!” Me grita.“¿Qué?”Y así es que siento como si fuéramos succionadas por el tiempo y el espacio. Todo esto tomó un segundo.“¡Ay! ¡Deja de apretar mi mano, Isabella!”Abro los ojos y observo como se abre ante nosotras unas puertas de más de tres metros de altura. En ellas están talladas imágenes de lobos y licántropos.“¿Es esto el reino de Selene?”“Así es. Llegamos.”“Eso fue rápido. ¿Debemos hacerlo de nuevo?”“Pues sí. La siguiente parada será el reino de Hécate.”Hago una mueca de dolor. Al entrar
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Capítulo 27. Reino de Hécate.
Isabella Di’Giotanno.Nos tomamos de las manos, Artemis, Aika y yo, mientras escuchamos recitar:“Aderfí, aderfí se kaló kai se epikaloúmai, páre me sto vasíleió sou, áse me na bo sto vasíleio tis Ekátis”“¿Qué demonios significa eso, Artemis?”Artemis sonríe divertida mientras me responde, “La traducción sería algo como hermana, hermana, llamo tu nombre y te invoco, llévame a tu reino, déjame entrar al reino de Hécate.”“¿Y qué idioma se supone que es?”“¡Griego! ¡Por supuesto!”El viaje hacia el reino de Hécate fue más rápido que el anterior. Llegamos a una casona de tipo colonial oscura, la cual tiene una gran entrada y que es posible leer: “Cuidado a quien traspase estas puertas, porque su alma quedará atrapada en este reino para siempre”“¡Mierda chica! No sé tú, pero yo no entro ahí. No, de ninguna maldita manera.” Observo como Aika se sienta en el suelo sin querer ser movida de ese lugar y luego añade, “Hécate, maldita bruja, ¡puedes besarme mi peludo trasero!”Sonrío a lo que
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Capítulo 28. Despierta.
Isabella Di’Giotanno. Luego del increíble viaje que tuve por los tres reinos de la tríada, mi conciencia vuelve solo para descubrir que estoy en coma. “Aika esto es malo... ¡Esto es muy malo! ¿Cómo demonios nos despertaremos? ¿Hay alguna forma de comunicarse con alguien de la tríada?” “No lo sé, nunca lo he intentado.” “Pues, ¿no crees que es hora de intentarlo?” “Bien, bien, ¡detén tus caballos! ¡Retrocede un cambio, por la diosa!” “¡¡Aika!! ¡Alguien nos está tomando la mano! ¡¡Aika!! Siento que nos están acariciando.” “¿Quieres que intente comunicarme con la tríada o que te escuche? Porque básicamente, ¡aún no aprendo a caminar y a comer goma de mascar a la vez!” “Demonios, pero qué mal genio tienes hoy.” “Perdón, pero hoy no tengo paciencia. Nos separaron de nuestra pareja, mataron a sus padres, murieron muchas personas porque intentaron protegernos. No sabemos si Eric está bien, no sabemos si mamá sobrevivió, y la guinda de la torta, ¡NO PODEMOS DESPERTAR! ¡Déjame en paz!”
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Capítulo 29. Conociendo al príncipe Alec.
Isabella Di’Giotanno.Una vez que desperté, Eric mandó a buscar a todos, los cuales aparecieron a la vez: mamá, Sophia y Marcos. Mis amigos me contaban lo fascinante que fue ver a mi loba matar a todos los picaros al mismo tiempo. Marcos decía que escribiría un libro de acción conmigo como personaje principal y que estaba muy seguro de que sería un best-seller. Me reí mucho con sus ocurrencias.Sophia me contaba lo difícil que ha sido la reconstrucción de la casa de la manda y los trabajos de reforestación del bosque y que Eric determinó que, durante esta semana, todos estábamos de luto, así que las clases estaban suspendidas. Eso le resultaba reconfortante no tener que preparar la tarea de inglés. Siento que los deberes y la escuela son como un sueño lejano.Mamá me contó lo que arrojó la investigación, sobre quién estuvo detrás de los ataques: nada más y nada menos que la familia Abernathy. Jamás creí que Juliette fuera capaz de algo así. Luego del ataque, su familia desapareció s
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Capítulo 30. Entrenamiento.
Isabella Di’Giotanno.Tal como lo supuse, Eric olió la esencia del príncipe Alec en mi mano y casi enloqueció. Sabía que era posesivo, pero en verdad lo vi totalmente enceguecido por los celos.Repetía continuamente que no se la iba a quitar, que esta vez no perdería y que no podía hacer lo que se le viniera en gana, solo por ser un príncipe.Intenté no reírme de la situación, porque solo haría que Eric se enojara más de lo que ya estaba. Aunque, si lo veo fríamente, el príncipe puede hacer lo que se pegue en gana, y las consecuencias no serían tan desastrosas como si las hiciera un lobo ordinario.¿Qué demonios habrá ocurrido entre esos dos? Eric jamás me ha querido contar. La vez que le pregunté, evadió la pregunta. Solo con una buena sesión de besos candentes, su enojo se esfumó. He tenido que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para evitar estar a solas con ambos.Me he quedado en la habitación de mamá por las noches, porque sé que, si paso la noche con Eric, él me marcará. L
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