¡Bam, bam, bam!Con una serie de sonidos secos, los gamberros fueron cayendo uno a uno. Nadie podía contener los puños de Miguel, quien ahora avanzaba hacia el líder como un tanque humanoide.—P... paradle. ¡Paradle! —gritó el jefe de los bandidos, asustado.Miguel parecía un perro rabioso. Cuando u
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