Abanicar fue poco, Emma creyó que se le caería la mano tratando de que Valeria se recuperara. —¿De verdad? ¿Está segura, doctora? ¿No será un reflejo del aparatito o algo así? —balbuceó Valeria. —No, linda, son dos, claros y seguros. Lo que sí no sé es el sexo, pero si quieres puedo ser tu obstetr
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