Mason estaba acostumbrado a sus duros entrenamientos, a cumplir estrictamente con cada orden que su superior le dictara, después de todo, llevaba muchos años sirviendo a su país y acatando órdenes sin rechistar. Pero esa vez era diferente, y no se trataba de su entrenamiento, sino de esa sensación que lo agobia y no le permitía concentrarse por completo.Nancy estaba en su mente a cualquier hora del día. Su dulce sonrisa, sus carnosos labios, su piel canela, sus ojos marrones y grandes lo ponían bajo tensión. Podía palparla en sueños, como si se tratara de una realidad alterna, pero no era más que un espejismo que le trataba de decir que ahí estaba con él y para él.La extrañaba con gran locura y no había pasado más que unas cuantas semanas desde la última vez que la vio. Nunca había extrañado tanto a una persona, lo que le dejaba en claro que era la mujer correcta de su vida, con la que anhelaba formar una familia y ser feliz por el resto de sus días.Sonrió al recordar la promesa qu
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