Raven“Ups, ahora sí que te compadezco. Tú que no puedes comer ni con una cuchara grande, porque no te cabe en la boca. Esto va a ser un desastre, lo veo venir” Sena estaba riendo de mí, como siempre.“Sena, a veces tengo dudas de si la Diosa se estaba burlando de mí, al darte como mi loba. ¡Ayúdame, que estoy nerviosa!”, le supliqué, mirando fijamente, con los ojos como platos, a eso que se alzaba ahí, descarado y desafiándome, entre las piernas del Alfa.“Solo puedo decirte una cosa… abre bien la boca y respira por la nariz… si es que te dejan, porque a mí su lobo… no me dejó”— Yo, no sé… no sé cómo complacer a un hombre… — confesé con las mejillas en llamas, porque para qué hacerme la experimentada, si se notaba mi rigidez por encima de la ropa.— Acércate Raven, no necesito que seas una experta, déjame enseñarte – la voz ronca lobuna del Alfa y esos ojos cambiando de colores constantemente, me tenían hipnotizada.Me acerqué gateando, con el corazón latiendo a mil. ¿Con miedo?… p
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