NARRADORA Pero no solo era la magia negra de Silvana, también estaban sus aliados y muy pronto, Cedrick y Raven, más su valiente ejército, se vieron asediados y atacados por dos flancos. Eran como ratas encerradas entre dos fuegos, listos para morir en cualquier momento. Las bajas se acumulaban, no podían sacar su magia de llamas que era su mejor arma y las flores hambrientas eran interminable, inagotables, sin embargo, ellos no, eran de carne y hueso y ya estaban heridos y exhaustos. “¡Cedrick!” Raven miró a su amor a través de la muerte y la sangre. Los ojos rubíes de su lobo le devolvieron la mirada, lucharían hasta las últimas consecuencias, porque no les quedaba otra opción, pero la victoria, no se veía a la vista. Sin siquiera poder acercarse a Silvana que estaba lejos, manejando estas abominables flores, si no podían salir del cerco de sus enemigos. “¡Raven, si caemos, si es inevitable, yo me quedaré atrás, abriré un camino para ti, escapa con el niño por el río, llé
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