Dicho esto, Carmela puso en mi tazón una gamba que acababa de pelar, y me indicó que la comiera.Frank también me prestó atención y dijo a Carmela:—A luna le gusta la gamba. Pela algunas más. Por cierto, Martín, asegúrate de cuidarla bien en la Escuela, ¿de acuerdo?—Sí, estoy pelando, ¿no es así? Si me encuentro lento, ¿no podrías echarme una mano?—Papá, mamá, disfruten de la comida. Yo me encargaré de pelarlas.Me sentía tan feliz al ser cuidada por casi toda la familia de López, pero me preocupaba al mismo tiempo.Flora ya tenía el miedo de que le quitara su posición en la familia de López. Con su personalidad, sin duda alguna, guardaría más rencor contra mí por los tratos que había recibido por su familia. Al pensar en los trucos que podría utilizar para mí, me puso la piel de gallina. Yo no quería entablar ninguna relación con ella.Ante esa situación, Sergio no tuvo más remedio que hacer concesiones:—Ahora les presento a mi novia, Flora. Ven, él es Martín, mi hermano mayor. Ya
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