—¡No! ¡No! Me niego, a someterme, manda de animales salvajes —gritó locamente Flor, forcejeando con todas sus fuerzas en un intento de soltarse del agarré de esas dos bestias.Unas manos enormes y callosas la agarrón bruscamente de la nuca.—¡Compórtate, maldita humana! —un guerrero gruñó con fiereza mientras sus ojos cambiaba de color y le extendía las manos mientras la loba le sujetaba las muñecas, con cadenas y ponía candados en ella.Justo cuando el guerrero la soltó, Flor le escupió en la cara, lo que hizo que él levantara la mano para golpearla, pero la loba lo agarró de la mano y lo detuvo.—No seas inbecil. Acabarás por dañar la mercancía —siseó mientras el guerrero rechinaba los dientes y bajaba la cabeza.—¡No soy una maldita cosa! —refunfuño Flor entre dientes.La loba miró a Flor con veneno. De repente agarró bruscamente las mejillas de Flor. Sus garras se extendieron, pero no las presionó contra sus mejillas. —¿Una cosa? Ni siquiera puedes llegar a ser valorada como una
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