Despertar y ver a Alex a mi lado es como un sueño, solo tengo que pellizcarme para volver a la realidad de que él no me recuerda...Se ve tan guapo ahí dormido. Es domingo y no tengo nada que hacer, pero también tengo claro como debo comportarme y no me conviene quedarme, necesito que me extrañe.Por otro lado, tengo que ir a ver a mis hijos; desde que sucedió lo del secuestro, la zozobra no me ha abandonado y no me gusta dejarlos solos por mucho tiempo.Me pongo la chaqueta encima de la pijama, tomo mi ropa mojada y salgo del apartamento.—Señorita Abril, buenos días, ¿cómo sigue el señor Alexander? —pregunta Gabriel deteniéndome en la portería.—Hola Gabriel, ya está bien, gracias por preocuparte.—Cómo no voy a preocuparme, señorita; el señor Alexander ha sido muy bueno conmigo, no sé si él se lo dijo, pero gracias a él tengo este trabajo.—No, no me lo había dicho.—Hace más de un año me echaron de la empresa en la que trabajaba como obrero y un día que estaba buscando trabajo me
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