Extra: Número equivocado.
La ceremonia había acabado dos horas antes y tanto Renzo como Vanessa parecía que no se querían dejar de ver. Era algo poco creíble que luego de tanto tiempo, al fin pudieran estar juntos. Años separados. Décadas sin verse, sentimientos guardados hasta que el momento de dejarlos libres, al fin llegó. Vanessa tenía una argolla de matrimonio en su dedo, en la cual se había grabado el legado que ahora compartían, pero que ya tenía su dueña. Su regreso no fue por el poder, sino para reiterar a quien le pertenecía. Por fin podía tener una vida tranquila, luego de sus pesadillas, había llegado ese instante que quería que se extendiera hasta el último día. Valentina, la bebé que veía de lejos toda la vida, ahora le sonreía desde la distancia con un hombre que lo hacía con verdadera devoción siendo su esposo. Si eso era la felicidad absoluta, por supuesto que la iba a querer siempre. Los hijos de Renzo charlaban entre ellos, siendo diferentes cada uno. Cárter estaba más sobrio que nun
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