Inicio / Romántica / Emma, Aun te Espero. / Capítulo 31 - Capítulo 40
Todos los capítulos de Emma, Aun te Espero.: Capítulo 31 - Capítulo 40
51 chapters
Nunca he estado con nadie.
Cuando Emma volvió a las cinco de la tarde cargada con bolsas de compra, Simon estaba viendo la televisión con Jackie. Ella lo saludó animadamente, pero Simon solo hizo un gesto con la cabeza y volvió a mirar el televisor; era evidente su molestia. Emma dejó las bolsas en la mesa isla y fue junto a él para hablarle de su día. Simon apagó la televisión y se puso de pie para ir a la cocina.—¡Simon! — exclamó Emma buscando la atención del joven.— ¡Seis llamadas, Emma! ¡Y ni siquiera te tomaste la molestia de volver a llamar!— fue lo único que salió de sus labios antes de seguir caminando.—Es que fui a ver a Robert — dijo tímidamente. Pero Simon detuvo su marcha en seco y giró sobre sus talones para clavar su mirada profunda en ella.—¿Qué hiciste qué? — preguntó con su cabello alborotado y una expresión de rabia en su rostro. Eso sí que lo enfureció; le había dicho a Robert que jamás se acercaría a ella. Después de su amenaza, Robert le había ganado la batalla.—Fui a hablar con él. T
Leer más
Nuestro granito de arena
Quedaba una semana antes del estreno del proyecto, Simon no llegó a casa en todo ese tiempo, hablaba con Emma todas las noches contándole su día mientras trabajaba hasta que ella se dormía, le dijo que el día treinta y uno la recogería a las cinco para ir al aeropuerto, debían estar en Iquique a las nueve para comenzar el montaje, el día primero empezaba la magia en los malls y él tenía una rueda de prensa para aclarar de que se trataba el motivo este año, era un suceso fenomenal nunca antes visto.Cuando llegó Simon aquel viernes por Emma, ella ya estaba lista con dos maletas listas, Simon se alegró de verla después de tantos días sin ella, Jackie saltaba moviendo su cola cuando lo vió entrar, también lo extrañaba, aunque Emma lo tenía bien mimado. Los jóvenes emprendieron rumbo y cuando llegaron a destino un vehículo deportivo azul de alta gama los estaba esperando, le entregaron las llaves a Simon y ambos fueron directo al hotel que había reservado con anterioridad, la sorpresa de
Leer más
¿ Quién soy para ti?
Terminando la velada, Simon y Emma se despidieron de un beso en la mejilla en el pasillo, la inauguración había sido un éxito y estaban abatidos por el cansancio, se dieron una ducha ambos pensando en lo hermosos que lucían esa noche, hasta que una cálida brisa los envolvió en sueños profundos de amor.Al otro día la puerta de Emma sonó temprano, al abrir vio a Simon con ropa casual.—¿ Vamos a recorrer?— Emma aún despeinada lo hizo pasar mientras ella iba por una muda de ropa.—¿ dónde vamos?— preguntó mientras se peinaba, Simon entró a la habitación y la abrazó apollando sus labios contra el cuello de Emma, ella decidió moverse lentamente para alejarlo.— ¿ Sucede algo?— dijo Simon con cara de duda ante el espejo, que contenía una mirada sería de Emma.—Eso quiero saber yo— declaró finalmente con una mirada profunda posada en la imagen de Simon— dormimos en piezas separadas, me besas en la mejilla y cuando te preguntan por mi, evades las respuestas.— Emma, no puedo desviar la prensa
Leer más
En cada rincón del norte
Despertaron temprano, listos para el extenso trayecto que les aguardaba. Simon fue por Emma a su habitación y juntos descendieron para realizar el check-out en recepción. Luego, se dirigieron al mall para desayunar y ajustar los detalles del traslado de los niños en los próximos días. Tras despedirse del equipo, se embarcaron en un viaje que los llevaría a recorrer cada rincón de Chile, recaudando fondos para la fundación.Con una sonrisa radiante, Emma estaba lista para enfrentar el nuevo capítulo de esta emocionante aventura.— ¿Cuál será nuestra primera parada, señor aventurero?—preguntó Emma con una sonrisa juguetona, mientras subían al vehículo que los llevaría en su travesía.— Vamos a Antofagasta. Quiero que la campaña se sienta desde el norte. Es hora de extender nuestras alas y llevar la magia a cada rincón de Chile—respondió Simon, con determinación y entusiasmo en su voz, para luego arrancar el vehiculo a toda marcha.El viaje recién comenzaba, y con cada kilómetro, las emo
Leer más
La parada especial
Volviendo a Santiago, la capital bulliciosa, los cuerpos de Simon y Emma estaban muy cansados, tantas paradas de mall en mall, agradecimientos y formalidades los hacia anhelar pasar unos días en casa, decidieron hacer una parada especial. Antes de continuar su viaje hacia el sur, planearon pasar por la casa y descansar unos dos días, de paso recoger a Jackie y unirlo a su equipo, Simon nunca habia estado tan alejado de su fiel compañero canino por tanto tiempo. La idea era que Jackie se uniera a la travesía y compartiera su entusiasmo conociendo nuevos horizontes.Pasaron por cinco sucursales de la cadena para ver el progreso de cada una antes de llegar a casa. En cuanto abrieron la puerta de la casa, Jackie saltó desenfrenado gimiendo y moviendo su cola en señal de alegria, lamia la cara de su amo sin control, Simon reia sin poder zafarse de su agarre, Emma con bolsas en sus manos quedo enternecida con la imagen de pie en la puerta, Anita se acerco para tomar a Jackie del collar y li
Leer más
Porque viene de ti.
A las ocho y media Simon estacionaba su automovil cerca de la Plaza de Armas, para acompañar a Emma mientras Robert llegaba, El lugar estaba ajetreado, las personas caminaban frente a la catedral rapidas para llegar a tiempo a sus trabajos. Entre la multitud Simon notó una silueta conocida, Robert se acercaba a ellos lentamente, Simon se despidió de Emma para ir a la oficina pero Robert lo detuvo. —¡Simon!, desayuna con nosotros.— Simon se detuvo y giró para encontrarse con los ojos profundos de Robert, sabía que no podía ser descortés, frente a Emma. —Tengo cosas que hacer, para otra ocasión será— miró a Emma buscando su aprobación para marcharse pero Robert insistió —Insisto— dijo Robert y Simon colocó sus ojos en blanco, soltó un suspiro de resignación y tomó la mano de Emma. —¿Donde vamos? —Si tienes cosas que hacer puedes ir, no hay problema— dijo Emma, con una sonrisa suave, no queria que se sintiera incomodo con Robert. —Lo que sea puede esperar, desayunemos con tu padre—
Leer más
Contra el Tiempo
La mañana de Simon pasó fugazmente. Fue a la oficina y Sandra quedó confundida, ya que no estaba programado en su agenda. Lo vio bajar del ascensor con calma. Su desplante de modelo de revista era despampanante, con el traje gris entallado, camisa blanca sin corbata y los primeros dos botones abiertos. Hacía calor para ser las primeras horas de la mañana. Su chaqueta colgaba en uno de sus brazos descubiertos, ya que las mangas de la camisa estaban arremangadas y dejaban ver una tira de cuero con una pulsera artesanal que en él se veían fantásticamente juveniles, desprendía un aire jovial y despreocupado. Sandra quedó sin aliento frente a él.— Buenos días, Sandra —dejó caer su chaqueta sobre la silla que estaba frente al escritorio de Sandra para sentarse en ella.—Buenos —casi sin aliento, Sandra se apresuró a atenderlo, después de carraspear un poco—. Buenos días, señor. ¿Desea un café?—Por supuesto —ya había desayunado pero no quería ser descortés—. ¿Ha llamado alguien en estos dí
Leer más
Tanta paz se debía a Emma
La llamada de Robert interrumpió el silencio de la sala.— ¿Hola?— Simon, estamos en el restaurante "Vanguardia Culinaria". Te esperamos.— Bien, nos vemos en un momento.Simon caminó hacia el estacionamiento, encendiendo un cigarrillo mientras se alejaba de su edificio. Condujo por las calles atestadas de Santiago; era la hora del almuerzo y la salida de los colegios. Tardó cuarenta minutos en llegar al restaurante, con la mente llena de dilemas que surgieron durante su trayecto.Al cruzar las puertas de Vanguardia Culinaria, el comensal fue recibido por un ambiente moderno y elegante. El espacio estaba cuidadosamente diseñado para fusionar la creatividad culinaria con la sofisticación contemporánea.El vestíbulo, iluminado por una tenue luz que se filtraba a través de lámparas colgantes de diseño vanguardista, invitaba a los visitantes a adentrarse en una experiencia gastronómica única. Las paredes revestidas con paneles de madera pulida reflejaban la calidez de la luz y contrastab
Leer más
Lo que menos necesitaba era dinero.
Terminaron de preparar sus bolsos y la comida de Jackie para el viaje a la una de la madrugada, tomaron un baño y se recostaron exhaustos, con las luces apagadas. Simon seguía ideando campañas e inversiones por sus nuevas motivaciones.— Simon, hasta yo puedo oír tus pensamientos — dijo molesta Emma entre la oscuridad. — ¡Duerme, por favor!— Lo siento, no puedo dejar de pensar. Tengo tantos discursos e ideas en mi mente.— Trata de descansar, en un rato más tenemos un largo viaje.— Sí, trataré.— En realidad, no podía dejar de pensar. Daba vueltas y vueltas en la cama sin poder silenciar su mente. Finalmente, Emma estiró su brazo y prendió la luz del velador, giró para verlo. Sus ojos bailaban de lado a lado, abiertos como dos huevos fritos. No había ninguna señal de cansancio o sueño en él. Terminó por resignarse y se comenzó a vestir.— ¿Qué haces? — preguntó Simon, observándola desde la cama, sin entender.— Si voy a amanecerme a tu lado, al menos que sea en la carretera. — le rec
Leer más
¡Pun may, Ñaiki fotm nahuel!
Simon solo clavó una mirada profunda en los ojos de Emma sin decir nada, fueron las dos horas de viaje más silenciosas del mundo desde Los Ángeles a Temuco. Bajó a Jackie sin arnés diciendo — ¡Sígueme! — Le dio una orden y el can obedientemente caminó junto a él a paso decidido. Ambos entraron por las puertas del mall, el guardia que vigilaba la entrada no fue capaz de decir nada. Simon cargaba en su cuerpo un semblante profundo, conteniendo un sentimiento de ira palpable. Los ejecutivos quedaron impactados al verlo llegar con vestimenta informal junto a un hermoso Siberiano blanco; ambos representaban poder. — Buenos días — les dijo Simon extendiendo su mano derecha con propiedad sin prestar importancia a las miradas de tres ejecutivos impresionados. — Buenos días. Señor Valencia. No puede ingresar con su mascota al recinto — intervino un joven ejecutivo. — ¿Cuál es su nombre? — respondió Simón con una pregunta, el joven titubeó para decir su nombre. — Pedro, Pe... Pedro Mejías
Leer más