Con un fuerte suspiro, Salomé habló, con firmeza. —Joaquín, si quieres ver a Fabiana, debo hablar con Conrado, es él quien va a decidir si te quiere en la vida de su hija y en cuanto a Grecia… —comenzó a decir y él la interrumpió. —No renunciaré a ella, y si no podemos llegar a un acuerdo, entonce
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