—¡Sí! —Perfecto. Entonces, acompáñame..., si tu papá está de acuerdo, por supuesto —dijo la chica, mirando a su jefe. Karlos hizo una mueca que les indicó estar de acuerdo. —Nos vemos en un rato, Mateo, y pórtate bien —comandó Tarsis. —¡Lo haré, lo haré! Los hombres siguieron caminando, subiend
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