—¡Sí! —Perfecto. Entonces, acompáñame..., si tu papá está de acuerdo, por supuesto —dijo la chica, mirando a su jefe. Karlos hizo una mueca que les indicó estar de acuerdo. —Nos vemos en un rato, Mateo, y pórtate bien —comandó Tarsis. —¡Lo haré, lo haré! Los hombres siguieron caminando, subiend
Genaro Saviano se quedó muy quieto, pensó rápidamente. Creyó que su primo se había vuelto loco. Con lo que decía quedaba claro que deseaba planificar salvarse y dejarlo a él a merced de las autoridades, pero no expondría sus pensamientos en voz alta, no quería provocar el genio de Tarsis. —¿Qué pla
Pilar apoyaba las manos en los azulejos del baño dentro de la habitación que Peter asignó para ella al momento de regalarle la casa. El agua caía sobre su cuerpo, ella intentaba calmarse. Ese par de días desde que llegó de Turquía se habían espesado. Los almuerzos, cenas y desayunos era encuentros y
Peter entró a la habitación vestido de jean y camiseta blanca, chaqueta anorak color negro, un reloj de muñeca del mismo color de la chaqueta, pieza deportiva y profesional, botas de escuadrón, su placa de Inteligencia guardada en un bolsillo, la billetera con sus documentos en el de atrás y su móvi
Ella bajó una pierna y rodeó a Peter con la otra, él la sostuvo y así fue perfecto para dar rienda suelta a toda las ganas de tener relaciones y drenar así la tensión que generaban los problemas. Los jadeos de Pilar chocaban contra las paredes del baño, un nuevo grito y Peter la giró, logrando que s
Quietud, respiración parsimoniosa. Se quedaron callados y abrazados durante un rato largo, sentados, hechos uno todavía. Él movió su cabeza para que se miraran. Echó el cabello de ella hacia atrás y pudo ver varias cosas en su verde mirada. Los rastros de su llanto se mezclaban con relajación física
Pilar siguió mirándolo, escudriñando sus ojos. Bajó la cabeza y la subió de nuevo, volvió a mirarlo fijo, pero no dijo nada. Se giró, quitó de encima el exceso de jabón, terminó y salió de la ducha, colocándose una toalla y abandonando el tocador. —Si ya te ibas a España, no entiendo por qué no has
Pilar retiró la mano que Peter sostenía sin apartar sus ojos de él. —¿Mi padre? —dijo ella en un hilo de voz. Peter asintió. Entonces comenzó a relatar lo que Benjamín Jar, Jaya Takur y él descubrieron en día y medio. El agente Peter Embert le contó sobre la extrañeza de ese error que los llevó a