Peter entró a la habitación vestido de jean y camiseta blanca, chaqueta anorak color negro, un reloj de muñeca del mismo color de la chaqueta, pieza deportiva y profesional, botas de escuadrón, su placa de Inteligencia guardada en un bolsillo, la billetera con sus documentos en el de atrás y su móvi
Ella bajó una pierna y rodeó a Peter con la otra, él la sostuvo y así fue perfecto para dar rienda suelta a toda las ganas de tener relaciones y drenar así la tensión que generaban los problemas. Los jadeos de Pilar chocaban contra las paredes del baño, un nuevo grito y Peter la giró, logrando que s
Quietud, respiración parsimoniosa. Se quedaron callados y abrazados durante un rato largo, sentados, hechos uno todavía. Él movió su cabeza para que se miraran. Echó el cabello de ella hacia atrás y pudo ver varias cosas en su verde mirada. Los rastros de su llanto se mezclaban con relajación física
Pilar siguió mirándolo, escudriñando sus ojos. Bajó la cabeza y la subió de nuevo, volvió a mirarlo fijo, pero no dijo nada. Se giró, quitó de encima el exceso de jabón, terminó y salió de la ducha, colocándose una toalla y abandonando el tocador. —Si ya te ibas a España, no entiendo por qué no has
Pilar retiró la mano que Peter sostenía sin apartar sus ojos de él. —¿Mi padre? —dijo ella en un hilo de voz. Peter asintió. Entonces comenzó a relatar lo que Benjamín Jar, Jaya Takur y él descubrieron en día y medio. El agente Peter Embert le contó sobre la extrañeza de ese error que los llevó a
—Hey… —Tocó sus brazos y la sostuvo suavemente—. No sabemos las razones exactas que llevaron a tu padre a erradicarse en Madrid, estoy seguro que allá intentó hacer las cosas bien y lo logró, sabes que lo hizo. Conoció el amor con tu madre y las concibió a las dos. —Tragó la sequedad de su garganta,
Los agentes empleados y compañeros de Peter Embert se encontraban dentro de una camioneta negra de lujo y vidrios blindados que el departamento de Inteligencia español proporcionó para el jefe bajo acuerdos estratégicos. Pasados ya tres días desde la conversación entre los exesposos allá en Santorin
Eran las 16:00 horas en Madrid cuando una segunda camioneta se sumó a ellos por orden del jefe, apostándose en una esquina, alejados del vehículo principal. El equipo ya llevaba su uniforme puesto, se sentían preparados y ansiosos. Chalecos antibalas, portaarmas ajustados y completos, botas, móviles