—Lorena, lleva a la niña a su habitación y arrópala, es noche y debe de dormir —dijo Román tomando el ramo de girasoles. Los vio con molestia, su aroma le desagradaba y el color chillante era horroroso. —Sí, señor —dijo Lorena y tomó de la mano a Emma mientras Román le entregaba el ramo a Celia y l
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