Ana no era tonta, entendió lo que él quería.Él quería que fuera su amante.Siempre y cuando estuviera dispuesta a acostarse con él, a satisfacer sus necesidades masculinas, él le daría mucho dinero, incluso podría no trabajar 12 horas al día, podría vivir cómodamente.Pero ella no quería...Temblorosa, dijo lo que sentía:—Tuve esposo y hijo, los he perdido... los estoy buscando! Señor Lewis, tú tienes apariencia y riqueza, puedes tener a cualquier mujer que quieras, pero yo solo tengo a ellos, así que no puedo... no puedo tener una relación ambigua contigo.Mario la miró profundamente.De repente se inclinó, la levantó con una mano y la colocó sobre la vitrina de cristal, la sensación fría hizo que su corazón se acelerara... antes de que pudiera reaccionar, él ya le había levantado la blusa.Bajo la blusa blanca se asomaba un sujetador negro.Más abajo, su vientre blanco y firme, bajo las brillantes luces se podían ver claramente las leves estrías del embarazo, cualquier hombre que h
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