Todos los capítulos de Secuestrada por el Árabe 2 (La Trampa del Destino): Capítulo 81 - Capítulo 82
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Cuidando de su marido
Farh se sorprendió enormemente al sentir el contacto, al voltear, pudo ver que Carlo había despertado y la miraba fijamente.—¡Hijo! —La voz de Vittoria hizo reaccionar a Fahriye.Enseguida llamarón a la enfermera, quién al ver que el paciente se encontraba con los ojos abiertos, pero sin moverse, corrió de prisa para llamar al médico.—Salgan de favor, revisaremos al paciente —un equipo de médicos acudió de inmediato, sabían que aquel hombre era el yerno del Jeque.En la sala de espera, Vittoria y Farh daban vueltas de un lado a otro, el bebé había sido llevado por una enfermera a la incubadora nuevamente.—Mi hijo ha despertado, qué gran bendición, mi nieto podrá crecer junto a su padre —en ese momento se detuvo y volteó a ver a Fahriye —porque vas a permitírselo, ¿O no?—Es su padre, tiene todo el derecho del mundo.—Sí no hubieras ocultado tu embarazo, te aseguro que mi hijo se hubiera olvidado hasta de el mismo para poder estar a tu lado.—Recuerde que él me corrió de su lado.Vi
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Final
La recuperación de Carlo fue lenta, se necesitaron varios meses para que empezara a caminar de nuevo apoyado en una andadera, su pequeño hijo ya empezaba a gatear por todos lados, eso lo animaba a poner todo su empeño.A pesar del mal humor que a veces lo invadía, Fahriye lo trataba con paciencia y dulzura, él ya hablaba perfectamente, habían decidido no hablar sobre el pasado hasta que él estuviera completamente bien.—¡Por fin se ha dormido! —dijo Farh sentándose junto a él en la cama, la chica tenía quién cuidara de su hijo, pero prefería hacerlo ella misma cada vez que podía, aunque era agotador llevarle el ritmo.—Me desespera no poder ayudarte a cuidar de nuestro hijo, sé que pronto podré hacerlo, cuidaré de ustedes como es debido, te aseguro que voy a vivir solo para amarlos y protegerlos, ustedes dos son mi vida.Farh sonrió después se acostó junto a él, Carlo la atrajo aún más hacia él, hasta que la chica quedó prácticamente arriba.—¡Oye! —exclamó mientras reía.—Sabes que m
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