Luis Punto de Vista La penetré, llenándola con mi entrepierna excitada mientras gemía. Estaba apretada, jugosa, y cada vez me hundía más profundo. La había echado de menos y no solo sexualmente, sino también en el día a día. Por eso, mientras me miraba desde la mesa en la que hacíamos el amor, contemplé su bonita cara, su boca abierta por el placer, y me dije que no volvería a separarme de ella. —Dime que siempre será así, Helen, que siempre estaremos juntos. —Reduje el ritmo para que ella recuperara el aliento y meditara la respuesta. Necesitaba que estuviera absolutamente segura—. Lo tomaremos con calma, lo resolveremos todo, pero te quiero, quiero ser todo para ti.—Yo también quiero que siempre sea así —dijo mientras me miraba a los ojos. El placer se reflejaba en su cara mientras engullía mi entrepierna—. Estoy tan cerca de nuevo. —Echó la cabeza hacia atrás y sentí un sentimiento de orgullo al llevarla al límite otra vez.—Oh, sí... —La levanté y la sostuve contra mí, su apreta
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