—Me ha estado llamando a su despacho para regañarme por cualquier cosa durante las últimas veces, mucho más que en las últimas dos semanas.—Por lo mismo, cuando detienes tu trabajo para conversar, si alguien te pide un favor o llega para entregar algo que después debas hacerme saber, solo recibe el mensaje y despacha a la persona, no te detengas a conversar demasiado. Si pierdes el tiempo te daré un sermón, si lo haces bien no habrá nada de qué preocuparse.—Lo está diciendo como si perdiera el día tonteando en la oficina. Pero soy la que más trabajo le toca, ¿cree que soy una irresponsable?—No, por el contrario, tu trabajo es muy eficiente, por eso me permito dejarte cierta libertad en cambio, ya que sé que lo vas a hacer, pero cuando veo que cortas algo de tiempo para estar hablando con algún otro empleado como en el caso con Grant, allí sí es de mi entero desagrado. También es de mi incumbencia porque se trata de mi esposa a quien retrasa.—¿Eso qué tiene? No me le estoy echa
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