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Todos los capítulos de Watanabe chan: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Detalles estratégicos
Capítulo 31Raúl entró a la oficina sin mirar a nadie. Se sentía tan avergonzado por lo sucedido en la boda de Ran y Aiko que no era capaz de levantar la cabeza. Decidió que en adelante se dedicaría solamente a sus creaciones. Trabajo y solo trabajo. Era la única cosa en la que se sentía completamente seguro de sí mismo. Las relaciones, la diversión, hacer amigos y desde luego, el amor, no se le daban bien. Ahora lo tenía más claro. Dejó su bolso sobre la mesa y salió a buscar un café en la pequeña cocina habilitada para eso en la misma planta.Sentía muchos ojos sobre él, así que respiró profundamente y se cubrió de una capa de indiferencia. Supo por un compañero que lo abordó al lado de la cafetera que la mujer que fue su novia había sido despedida de manera fulminante. No se alegró por ello, aunque sí que se sintió aliviado, porque volverla a encontrar allí podría volverse un verdadero infierno. Encima, la maldita había denunciado a sus hermanas por agresión. Él
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Pedir perdón
Capítulo 32—¡Raúl! ¡Raúl!El guapo españolito levantó la cabeza, sorprendido por los gritos inconfundiblemente lanzados en su idioma que lo llamaban. Sus dos hermanas, tras los cristales de su oficina, lo saludaban emocionadísimas, saltando, agitando los brazos como gitanas por bulerías y dando un espectáculo digno de ellas dos. Raúl no sabía si esconderse o alegrarse. Lo cierto es que esas dos locas mujeres eran sus dos amores favoritos. Sonriendo se incorporó de la silla y fue a por ellas, abrazándolas en el aire, una en cada brazo. Ciertamente, el muchacho había crecido y ellas dos, a pesar de ser sus hermanas mayores, no eran más que dos pequeños rabanitos a su lado. Mimosas lo besuquearon y poco les importó la mirada escandalizada de todos los trabajadores de aquella zona que, desde luego, jamás habían visto una cosa así. El afecto en público no está bien visto entre el pueblo nipón, así sea entre hermanos.—Pensé que no vendrían a verme. T
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Reconciliación
Capítulo 33¿Y qué le iba a hacer, si ese hombre llegaba así de la nada y después de todo ese tiempo le pedía perdón llorando? Se le cayó el alma a los pies a la Watanabe. Que sí, que era terca y a veces demasiado dura y poco emocional, pero este era su amor desde hacía años y verlo de ese modo, la rompió. Le tocaba la cara tratando de limpiar las lágrimas que caían en torrente y lo arrullaba como a un niño contra ella, a pesar de la diferencia de envergadura. Ran, tan alto y ella tan baja. No fue ese un impedimento para abrazarse y tocarse. Llegó un momento que la escena se sintió como un retorno al hogar.Ran hipaba, agotado ya, y Aiko suspiraba, vencida por la emoción. Tomó a su esposo de la mano y lo llevó a la habitación de los dos. Llenó la bañera enorme de su habitación y lo desvistió, sin ningún afán sexual, sino más bien con el máximo de cariño y con la necesidad de volver a intimar lentamente con su esposo. Él también lo sentía así. Era como rec
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Luna de miel
Capítulo 36Alexa y Rous salieron victoriosas del tenso juicio pendiente con la señorita Hikari. Después de una ardua negociación, lograron un acuerdo que las dejó satisfechas. Según Rous darle una tunda a la tipa esa, valió hasta el último euro que pagaron por agresión. Hikari, inicialmente arrogante y segura de sí misma, no aceptaba el acuerdo y pretendía encarcelar a las hermanas por ataques e injurias. Cambió de actitud en cuanto se encontró cara a cara con Raúl, su ex.Ella de verdad pensaba que no sería capaz de interponer denuncia por el golpe que recibió, pero se equivocaba de pleno. Raúl se presentó con su abogado y la demanda en la mano. O aceptaba lo que le ofrecían o la que iba a salir malparada era ella.—¿Qué es esto? —preguntó Hikari, tratando de mantener la compostura, aunque su voz temblaba ligeramente.Raúl le lanzó una mirada feroz, como nunca antes la miró. El chico, ahora que la veía sin su máscara, se preguntó como pudo ser t
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Amor en Hokkaido
Capítulo 35La luna de miel de Ran y Aiko comenzó no demasiado bien, pero mejoraba a pasos agigantados. Se despertaron con la frescura de la mañana en Hokkaido, Japón. Después de una noche llena de locura y risas.El esposo dio un espectáculo digno de verse frente a su esposa, con aquella vestimenta extravagante, que no tapaba, sino que exponía los atributos de su marido de manera sensual y perversa. Decir que la niña se quedó con la boca abierta es poco. No solo eso, sino que además fue la espectadora de un baile exótico del que no creyó jamás que su marido podría ser el artífice. Con las manos atadas se le ofreció completamente entregado al amor y al placer con la mujer que amaba. Ella se entregó en la misma medida al hombre que amaba como loca. Y aunque al inicio no sabía muy bien que hacer, se dio cuenta de que solo era cuestión de dejar salir a esa mujer que todas llevamos dentro, capaz de disfrutar de su cuerpo y su sexualidad, sin pudores tontos, n
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Un juicio ganado y un viaje merecido
Capítulo 36Alexa y Rous salieron victoriosas del tenso juicio pendiente con la señorita Hikari. Después de una ardua negociación, lograron un acuerdo que las dejó satisfechas. Según Rous darle una tunda a la tipa esa, valió hasta el último euro que pagaron por agresión. Hikari, inicialmente arrogante y segura de sí misma, no aceptaba el acuerdo y pretendía encarcelar a las hermanas por ataques e injurias. Cambió de actitud en cuanto se encontró cara a cara con Raúl, su ex.Ella de verdad pensaba que no sería capaz de interponer denuncia por el golpe que recibió, pero se equivocaba de pleno. Raúl se presentó con su abogado y la demanda en la mano. O aceptaba lo que le ofrecían o la que iba a salir malparada era ella.—¿Qué es esto? —preguntó Hikari, tratando de mantener la compostura, aunque su voz temblaba ligeramente.Raúl le lanzó una mirada feroz, como nunca antes la miró. El chico, ahora que la veía sin su máscara, se preguntó como pudo ser t
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Casualidad o destino
Capítulo 37—¡Ran, habla de una vez! —exclamó Aron desde el otro lado de la línea. Su voz alteradísima retumbando en el auricular.Llevaba dos días intentando hablar con su mujer y no había forma humana. El teléfono aparecía desconectado y en las pocas ocasiones en que dio señal, su llamada fue cortada bruscamente. Lo mismo pasaba con Azaki.—Hola, Aron. ¿Qué sucede? —respondió Ran con tono despreocupado, sintiéndose relajado después de la luna de miel. Estaba de vuelta justo en ese momento con su esposa y no había atendido al móvil en los días que se tomó para reconciliarse y disfrutar de la vida y el amor.—¿Dónde diablos están nuestras mujeres? Alexa no responde el teléfono y estoy empezando a preocuparme. ¿Se las tragó un Pokémon gigante o algo así? ¿Godzilla? —preguntó Azaki, su hermano, con sarcasmo.—Tranquilos, caballeros. No hay necesidad de entrar en pánico. Mis habilidades de brujo están a prueba, denme un minuto nada más. —Se
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¡Vacaciones en el paraíso!
Capítulo 38Aron y Azaki van durante todo el vuelo conectados en Instagram mirando las fotos. Se muerden los puños de la rabia. Allí están ellas, todas diosas poderosas, en bikinis diminutos y reveladores, sujetando bebidas exóticas de colores y riendo en lo que parece una fiesta gigante en la playa. Pero no es la única escena. Se las ve de noche y de día en ropa sugerente, perfectamente arregladas y maquilladas, siempre acompañadas por una gran cantidad de hombres de edades diferentes que las rodean. El denominador común es que van con los torsos al aire de día y de noche, y que esos cuerpos gritan a ojos vista que están hechos para el pecado.Aron sin querer se puso comparar su incipiente tripita cervecera, fruto de pasar tanto tiempo sentado y no entrenarse como antes, por falta de tiempo y de ganas, muchas veces. Llegaba casi siempre agotado a casa y tenía más ganas de disfrutar de su familia que de ponerse a levantar pesas o correr en la cinta andadora.Leer más
La universidad
Capítulo 39Bajo la luz tenue de las velas, Ran y Aiko compartían una cena romántica en el rincón más íntimo del restaurante. La suave música de fondo se mezclaba con las miradas cómplices que se daban entre los dos. Aiko, con un vestido de color champán, sujeto al cuello por tiras de cristales y la espalda descubierta, aparecía como una de las mujeres más hermosas de aquel sitio, según su esposo. Solo la sonrisa de ella iluminaba todo el local.Y es que tenía motivos para sonreír, de sobra. Desde su vuelta de Hokkaido, todo entre ellos se daba de manera natural, incluso mejor que antes de casarse. Ahora convivían todo el tiempo, cosa que nunca pasó antes por la distancia. La chica seguía echando en falta a sus amigos de España y algo de su libertad, pero su nueva vida, no estaba tan mal y la compensaba. Por un lado, tenía a su marido, que la adoraba y se lo hacía ver de mil maneras, y por otro, había empezado su andadura en la nueva universidad. Estaba i
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Es solo un acostón
Capítulo 40Raúl entró al espacioso despacho de Ran, buscando ayuda. Él no era bueno en las relaciones. De hecho, la única que había tenido fue un fracaso estrepitoso. Ahora no sabía qué hacer con la nueva situación que se le presentaba, con Tara. Abrió la puerta después de pedir permiso y recibirlo y ahí estaba su jefe en medio de una videoconferencia con Azaki y con Aron. Al parecer los dos últimos le contaban las novedades con respecto a sus esposas y su fallido viaje de escapada, entre risas. Estaban en pleno apogeo.Los tres hombres al mismo tiempo lo miraban. Unos desde la pantalla y Ran desde su silla. La cara de Raúl era un poema y ninguno de los tres recordaba haberlo visto en ese estado antes. Se le notaba nervioso y sacado de quicio. —Chicos, necesito su consejo. Anoche… Tara... la chica que trabaja de asistente... —se detuvo.—Sí, sé quién es —dijo Ran.—No me digas que pasó lo que pasó —se rio Aron, con la mano en la boca, h
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