Cuando Audrey y Salvador se fueron, Iker salió muy molesto del que sería su club. Estaba ardiendo de celos, de envidia. Él quería ser ese hombre, el deseaba volver a sentir sus labios moviéndose sobre los suyos, la suavidad de su piel sobre su cuerpo desnudo. Maldición, quería volver a tenerla y culminar aquello que por su cobardía había quedado inconcluso. Lamentablemente para él, ser infiel afectaría a su familia y además Audrey no merecía ser la amante en la vida de nadie. Al día siguiente ya era fin de semana e Iker de esa forma tendría su esperado descanso. Los casos que debía afrontar eran difíciles y tenía juicios por delante. Su mente necesitaba descanso, escapar a su trabajo para no estar con su esposa no era saludable. -¿Estarás ocupada hoy Afrodita? Se que Apolo estará en su casa- Le envió el mensaje a su amiga y esperó. No era extraño ir allí de visita y estar con el bebé de Apolo -No, no tengo nada que hacer. ¿Nos vemos allí?- Ella respondió enseguida y se alistó para s
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