El amor de una madre es sagrado, el primero y verdadero que experimentamos en la vida, y aquel al que nunca podremos simplemente olvidar. Una madre, por su amado hijo o hija, es capaz de darlo todo, incluso, la propia vida. Aquella calidez, aquel sacrificio, la más noble de las entregas que se da por genuino y verdadero amor, uno incondicional.Eufemia observaba nuevamente oculta entre los pilares, a aquellas madres que junto a sus hijos habían llegado buscando un refugio para sus seres más amados. Observaba como aquellas, muchas de ellas, alguna vez la habían humillado por ser una mestiza, incluso, alegrándose cuando fue cruelmente expulsada fuera de la manada Fenrir con la esperanza de volverla a ver. Sin embargo, en aquellos momentos no veía a esas mujeres con rencor; la mayoría de ellas recientemente se había convertido en madres, y cuidaban con tanto amor y desvelo a sus hijitos, que ella no pudo odiarlas. Tocando su ya crecido vientre, la hermosa rubia sintió un nudo lastimándol
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