Todos los capítulos de LA VENGANZA DE LA LOBA TRAICIONADA: Capítulo 81 - Capítulo 83
83 chapters
Capítulo ochenta y uno 81
El aire helado de las montañas rozó la piel de Eris cuando el carro cruzó las últimas colinas. Había imaginado un lugar desolado, lleno de peligros y soledad, pero ante sus ojos se extendía una aldea organizada: casas de madera y piedra, senderos bien trazados y cultivos que observaba desde el carro. Incluso divisó un pequeño mercado bullicioso.Al descender del carro custodiada por los hombres de Crono, observó a los orcos caminando junto a los humanos como si nada. No había hostilidad, pero tampoco camaradería. Era una coexistencia frágil y armoniosa. Sin embargo, el nerviosismo le atenazaba. No sabía cómo sería convivir con los orcos.Eris observó cómo Isis, descendía del carro que venía detrás del suyo, y se dirigía hacia un grupo de mujeres curiosas que asomaban las cabezas para verlos llegar. Entre saludos y murmullos, la vio hablar con una de ellas, una mujer de complexión robusta, y ambas posaron la mirada en ella. Al notar que se acercaban, Eris bajó los ojos.—Aquí trabajamo
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Capítulo ochenta y dos 82
Uno de los hombres llamado Esteban, se lanzó con un tronco largo, y llego a pocos centímetros de Eris.—¡Ven, te ayudaré a salir!—¡Saca al orco primero! —Ella balbuceo con la voz quebrada. Con un último esfuerzo, empujó al orco hacia él. El pequeño gruñó cuando Esteban lo atrapó, pero ya estaban a salvo. El hombre, tambaleándose sobre un tronco inestable, logró alcanzar la orilla y entregó al pequeño a sus padres, quienes llorando lo abrazaron llenos de emoción.Pero entonces la cuerda que sostenía a Eris se rompió. El lodo la engulló como una bestia hambrienta, arrastrándola hacia el río embravecido. Las piedras le golpearon el costado. Creyó que moriría. Todo se volvió negro.Esteban, tras asegurar al pequeño, escuchó los gritos de los presentes:—¡La cuerda se rompió! ¡La tierra se la está tragando!Sin pensarlo, corrió hacia la corriente y trepó un árbol doblado por la tormenta, cuyas ramas colgaban peligrosamente cerca del lodo. Se aferró a una de ellas, rezando para que no cedi
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Capítulo ochenta y tres 83
Eris levantó la cabeza de inmediato, con los ojos brillantes de preocupación.—¿Ése es el hombre que me salvó? ¿Cómo está? —Su voz tembló—. Vaya, sigo siendo una malagradecida. Él me salvó, y ni siquiera me acordé de él. Díganme donde esta para retribuirle que me allá salvado.—Esteban está bien —respondió Isis con calma—. Ya tendrás tiempo para agradecerle. Pero estamos aquí porque hablamos con el Alfa Crono sobre tu estancia aquí. Llevas diez meses entre nosotros, e intervenimos por ti. Si lo deseas, puedes formar parte de esta comunidad, sin ser una prisionera.Eris contuvo el aire, sin atreverse a creerlo. Su cuerpo se relajó y una mueca de alegría se reflejó en sus labios.—Muchos aquí, aunque no lo notes, te tienen aprecio —continuó Isis—. Me han dicho que pocos se acercan a ti porque siempre te ven asustada, como si esperaras un regaño. Pero esta aldea es un lugar donde nos ayudamos y vivimos en armonía.—Sí… sí, acepto quedarme —murmuró Eris, apretando sus manos de la emoción—
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