Apolo, llamó a Freya y a Siena para comentarles la conversación que había tenido con Isis. Les explicó sobre la ruptura del hechizo y cómo las feromonas liberadas por ellas podrían afectar a sus mates. Con voz tensa, le pidió a Freya que buscara a Lucía y se asegurara de que estuviera bien. Desde que salió del refugio, su lobo no dejaba de aullar y gruñir, inquieto y desesperado, era algo que Apolo lo mantenía angustiado.Freya, aún con el cabello húmedo, revisó su armario y optó por un vestido de flores fresco y ligero. Luego salió de la habitación y se dirigió hacia la de sus hijos, pensando que Lucía estaría con ellos. Sin embargo, al abrir la puerta, se encontró con la habitación vacía, salió de allí y bajó las escaleras, con sus ojos buscaba a alguien que le pudiera decir donde estaban. Al ver a uno de los sirvientes, se acercó y preguntó con voz calmada.—¿Has visto a los niños? ¿Dónde están?—Están en el jardín, jugando —le informó el sirviente con una sonrisa amable.Freya asin
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