Me voy a la parte trasera de la cabaña donde hay una terraza de madera, me retranco sobre el barandal y hundo la cabeza entre mis brazos.—Un día pesado—escucho la voz de Bern detrás de mí.Me enderezo—un poco, ya sabes, las hormonas—me quejo y le muestro mi vientre.—¿Ya sabes qué es? —me dice.—Son gemelas, nos hemos enterado esta mañana—veo al frente para no verlo a los ojos.—Felicidades, seguro serán unas hermosas gemes—de reojo puedo ver como sonríe.«Si supieras que son tuyas, estoy segura de que estarías más feliz, el momento se acerca, lo sé, tiene que ser pronto, será pronto…» pienso dentro de mí.—Listo, tenemos que irnos amor—escucho a Daniel acercándose.Me doy vuelta—adiós—le digo a Bern y me voy con Daniel.Bern me dice adiós con la mano y una sonrisa extendida.En el automóvil, de vuelta a la villa, me doy cuenta de que Daniel se ve pensativo y hasta cierto punto se nota preocupado.—Hay algo que quieres decirme—le digo en forma de afirmación para que me responda en se
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