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Todos los capítulos de Cuarto Reino: Capítulo 111 - Capítulo 120
139 chapters
Cap. 36.1
A la mañana siguiente, Sebas y José se levantan pesadamente de sus camas después de no haber podido conciliar el sueño en toda la noche, no fue fácil asimilar que fueron víctimas a punto de casi ser ejecutados, y asimilar lo otro, tampoco lograban hacerlo, el tener que presenciar una masacre dentro de una discoteca no es algo que se ve todos los días. Darién entra a la habitación encontrándose a Renata y a Rosa acurrucadas en la cama, Sebas y José desayunando en silencio. ─ Veo que no están listos para salir ─ José y Sebas fulminan con la mirada a Darién, de pronto comienzan a discutir sobre lo ocurrido de anoche. Las chicas se sientan en la cama sobresaltadas al ver iniciar la discusión, ¡mierda!, Darién los matará si siguen reclamando, las chicas se levantan apresuradamente, José y Sebas mantenían una diatriba ellos solos mientras que Darién guardaba silencio parado delante de ambos de brazos cruzados con mirada inescrutable. Cuando se cansaron de hablar, gritar e insultar
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Cap. 36.2
Lenaya escuchó palabra a palabra el relato de Flora, siempre en silencio, pero una pregunta de Flora le hizo esbozar una sonrisa. ─ ¿Cómo llegaste a estar atrapada en otros cuerpos? ─ Es una larga historia ─ Nuestras vidas poseen el tiempo del mundo, pero el mundo no nos da la opción ─ Lo resumo, fue la única salida para evitar que destruyeran nuestro reino, a ellos no les sirve un cuerpo vacío cuando el poder se va a otro lugar, el tener que usar una prisión como salida y saltar de cuerpo en cuerpo no es nada cómodo, pero he logrado sobrevivir, es como encerrarte en una caja, tirar la caja al río y tirar la única llave al drenaje, el río te arrastra, pero no sabes a donde caerás, Einar, mi esposo me otorgó parte de su poder, fue encerrado en otro lugar, debo encontrarlo y para hacerlo debo recuperar mi cuerpo, en mi tumba muestra el lugar donde fue sellado, solo hay una forma de liberarlo y espero que aun siga el cuerpo intacto. Solo los humanos no corruptos pueden tocar y lleva
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Cap. 36.3
Inesperadamente y en un parpadeo, Darién saca su arma apuntando hacia Youlin, ésta empalidece de una manera casi sobrenatural, Renata da un respingo por la reacción de Darién, el Nefilim, sujetando el brazo de la arqueóloga la tira al suelo, un disparo resonó como un trueno en la llanura, una sombra debajo de un árbol cae al suelo. ─ ¡Mierda! ─ masculló Darién con los dientes apretados. ─ Que… ¿Qué fue eso? ─ pregunta Renata asustada. ─ Un observador, ¿Puedes correr? ─ ¿Qué?, ─ pregunta Youlin aturdida. ─ Mierda… ¡corran! ─ de pronto Youlin se detiene en el acto. ─ ¿Qué pasa?, ¡corre! ─ grita Renata. ─ ¡No puedo! ─ ¡¿Cómo que no puedes?!... ¡Darién! ─ Darién se da media vuelta, Renata trata de moverse, pero su cuerpo, también deja de obedecerle, el cielo comienza a nublarse, unas manos pálidas y delgadas acarician sutilmente los hombros, el cuello y parte del cabello de Darién desde su espalda, ─ Tiempo sin verte Darién, ¿Ya me has olvidado? ─ una voz seductora es traída por los
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Cap. 37.1
Cruzando por los pasillos de la mansión buscando a Darlen, Flora se topa con Caroline, éstas se cruzaron de miradas furibundas. ─ Hola, Staghorn ─ Caroline respondió con silencio. ─ Me temo que mis chicas trabajarán contigo de ahora en adelante ─ (silencio) ─ Su Majestad solicitó que mis chicas sean instruidas como sanadoras… ─ (silencio) ─ ¿Dónde puedo encontrar a la consejera Darlen? ─ Está con los comandantes de la guardia dando instrucciones ─ contesta Caroline con expresión inescrutable. ─ ¿Y dónde es eso? ─ En el vestíbulo principal ─ Flora se pone en marcha pasando a un lado de Caroline, ignorándola por completo. ─ Si es mentira lo de las legiones… ─ Puedes creer lo que quieras ─ Haré que te ejecuten ─ continuó ignorando la interrupción de Flora. Caroline prosigue su camino. En la habitación, las chicas le enseñaban trucos nuevos a Adara, causándoles cierta envidia ya que la niña aprendía demasiado rápido, su adaptación era sorprendente, era obvio, era hija de una Ete
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Cap. 37.2
Con mucho cuidado, Renata se levanta de la cama, se sirve un poco del sobrante de jugo que quedó y se para al lado de Darién para mirar, también, por la ventana para descubrir una noche estrellada y tranquila. ─ ¿No duermes? ─ Cuando estoy trabajando no ─ ¿Desde cuando eres un mercenario? ─ (suave resoplido) Desde que me fui de casa, tuve muchos desacuerdos con mi madre por el ideal de mi padre ─ ¿Y ahora? ─ (media sonrisa) Solo estoy cumpliendo con mi trabajo, una vez que termine mi contrato me iré ─ ¿Por qué no te quedas? ─ Simplemente no ─ contesta Darién sin siquiera mirar a Renata. Renata, con mucho cuidado coloca una mano sobre el brazo de Darién con mirada suplicante. ─ Puedes confiar en mí, cuéntame ─ ¿Qué ganaría con hablar?, el pasado no se cambia con hablar ─ Pero se puede mejorar un futuro ─ Mi futuro está sujeto a un contrato y a una paga, sin complicaciones como puedes ver ─ ¿No te arrepientes? ─ (suspiro profundo) ¿No te cansas? ─ Solo quiero saber, nada más ─ sus
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Cap. 37.3
Otra patrulla persigue a Youlin obligándola a detenerse. Logrado el cometido, el oficial se acerca para realizar su trabajo de rutina, pero al ver el pánico reflejado en ella, le pide hablando en ingles bajarse del vehículo y que se calme. ─ Perdón no le entiendo ─ contesta Youlin tartamudeando por el miedo con un inglés estropeado. ─ ¿Habla español? ─ Pregunta Youlin en el mismo ingles lastimoso, el oficial suspira y le hace señas de bajarse del vehículo, con su mano temblorosa, Youlin abre la portezuela, se baja. ─ Papeles ─ insta el oficial en inglés, Youlin medita sobre lo solicitado hasta que entendió, revisa en la guantera y saca los documentos, cuando el oficial toma los papeles, éste comienza a dar espasmos rápidos y exagerados, dejando la mirada en blanco, sus dientes castañeando, Youlin solo podía mirar con miedo y desconcierto al oficial, le preguntaba si estaba bien, pero el oficial solo se estremecía con aquellos extraños espasmos, inesperadamente se detiene, sus ojo
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Cap. 38.1
Lenaya llega a un gran salón lleno de monitores, dichos monitores mostraban imágenes de todo el mundo y algunas emitían noticias en todos los idiomas, y Lenaya podía entenderlas, hablaban sobre los problemas económicos de diferentes países, los conflictos y guerras entre otras naciones por dominios y creencias, mientras que hombres y mujeres mueren de hambre, políticos discuten aparentando y exigiendo paz, prácticamente apuñalándose por las espaldas, Lenaya mira con pesar a toda esa gente ciega, ciega y siguiendo a otras personas más ciegas que ellos, otras no tanto, solo usaban la popularidad y el poder para guiar a un pueblo a su autodestrucción. Su reino no sería así. Problemas meteorológicos azotando al mundo, la naturaleza haciendo estragos a los más débiles, las noticias nacionales emitían la extraña tormenta que azotó a España en los últimos días y el gran asueto de turistas saliendo por los puertos y aeropuertos, trenes, con destino a España, Lenaya sonríe amorosamente al
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Cap. 38.2
En algún lugar de Turquía, cerca del estrecho de Dardanelos y con otro auto, el grupo de aventureros recorrían el lugar en busca de un buen sitio para aparcar y ocultar el vehículo “adquirido”, el sol ya comenzaba a ocultar su luz en el ocaso, mezclando en el cielo un matiz de azul y naranja con algo de amarillo, un paisaje armonioso para el momento y un lugar tan silencioso, recreando cierta sensación de paz al verlo, donde las aves ya cantaban sus horas de dormir. Una vez encontrado el lugar, encienden la luz dentro del auto, sacan el mapa. ─ ¿Y bien?, ¿Dónde sugieren que comencemos? ─ pregunta Sebas apoyándose en el respaldo del asiento del copiloto. ─ Cómo dijo Darién, deberíamos buscar cerca de los aposentos y cámaras mortuorias ─ Pero solo hay extensiones de nada ─ opina José mirando por la ventanilla. ─ Cuando dices cámaras mortuorias, te refieres a… ─ Rosa se obligó a cortar su comentario. ─ Si, a los cementerios familiares ─ afirma Youlin, eso no sonaba bien para los oíd
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Cap. 38.3
Darién corta el beso con suma delicadeza, contempla con sonrisa tierna lo aturdida que estaba Renata por el beso. ─ Será nuestro secreto ─ le susurra rozando sus labios con los de ella sintiendo su aliento, Renata asiente en un ligero gemido, su cabeza giraba como un torbellino, al igual que dentro de su cuerpo bullía mil sensaciones inexplicables. ─ Deberías descansar, mañana será otro día ─ No me quiero ir ─ Habla con tu hermana ─ Hablo con ella por la mañana ─ las respuestas de Renata eran casi suspiros. ─ No, ve ahora, ella te necesita, te extraña ─ Ven conmigo ─ No estás pensando con claridad ─ (suspiro) No ─ Yo te llevo ─ Darién se levanta ofreciéndole su mano caballerosamente, aun prendida en los ojos de Darién, Renata acepta, caminaron de regreso tomados de la mano en silencio hasta la carpa donde yacía Rosa descansando, de pronto Darién se detiene unos segundos afinando sus oídos. ─ ¿Qué es ese ronroneo?, ¿Quién o que hace ese ruido? ─ Renata pasa un mechón de cabello de
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Cap. 39.1
A la mañana siguiente, desde muy temprano ya estaban en la búsqueda de la tumba, se dividieron en dos grupos de tres, el primer grupo era conformado por Youlin, Sebas y Renata, y el segundo por Darién Rosa y José, durante horas de quejas no pudieron dar con nada, solo una turba de arena metiéndose por los oídos y ropa; y Rosa acosando con preguntas a Darién del porqué Renata cargaba su abrigo o que cosas hablaron o pasó anoche, desde luego solo recibía evasivas por parte de Darién, evasivas a su manera. Caminaron horas, encontrando ruinas sin nada que ofrecer, caminos y murallas derruidas, les hacía casi imposible creer, sobre todo para Youlin, que una civilización como Troya haya caído de una manera tan horrible, y si lo que dijo Darién era verdad, las cosas eran más graves de lo que decían los libros, y si la historia de Troya era una tapadera, ¿Qué otras cosas han cambiado en los libros para su conveniencia?, ¿Quién o quiénes son los responsables de ocultar tal informaci
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