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Todos los capítulos de Cuarto Reino Renatzeres: Capítulo 61 - Capítulo 70
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Cap. 21.3
Aracne se levanta, camina hacia la puerta, se detuvo un par de segundos. ─ Estarás segura aquí, mientras llega Darién puedes ponerte cómoda, si necesitas algo házmelo saber, (segundos pensativa), por cierto, tenemos que hablar ─. Aracne sale de la habitación, Rosa suspira de alivio, la presencia de Aracne la ponía de los nervios, cuantas preguntas tenía en su cabeza, todas arremolinándose, por fin luchando para salir, sobre todo el querer saber cómo diantres Darién terminó trabajando para Arthax, averiguar cómo sacar a su hermana de todo éste atolladero. Renata despierta descubriéndose en una pradera, un hermoso campo verde extendiéndose hasta perderse en el horizonte, un verde tan suave como el cielo mismo en plena luz del día, pero era de noche, la brisa fría de la noche hondeaba con la humedad de una próxima lluvia su cabello casi seco, cuya misma brisa le hizo estremecer dándose cuenta con la ropa tan ligera y húmeda que cargaba, volutas de aliento salían de su pesada re
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Cap. 22.1
Un par de guardias mantenían un pie cerca de ambas, sin embargo, Lenaya ya había tomado sus precauciones, le obsequió a Mónica unos brazaletes de oro con inscripciones de anulación, desde luego a Mónica, sin reconocer nada de aquel significado o lo que eran, le parecieron una belleza, sobre todo el ornamentado, y las aceptó de buena gana con una gran sonrisa, los guardias ponían a Mónica de los nervios, por tal razón siempre se mantuvieron en silencio, quería hablar, quería preguntar, pero…. ─ ¿Algo te inquieta? ─ Hm… bueno…─ Pregunta ─. Mónica echó un vistazo a los guardias, Lenaya ríe a cambio. ─ NNo te preocupes por ellos, solo nos están escoltando ─ Ellos son… ─ Mi guardia personal ─ ¿Tu guardia? ─ Si ─ ¿Eres esposa de un gran señor? ─. Lenaya caviló un segundo antes de responder. ─ Algo así ─ No te entiendo ─. Dijo con una mueca. ─ ¿Quieres ver mi casa? ─. El rostro de Mónica se ilumina. Salieron a la superficie, Mónica queda maravillada por una vasta extensión de tierr
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Cap. 22.2
─ ¿Qué recuerdas de Paola? ─. Preguntó. ─ No mucho, creo que… creo que se parecía mucho a ti, (entorna los ojos), hasta juraría que son gemelas, solo que tus ojos son… amarillos, ¿Por qué? ─ Son mis ojos naturales ─ Hm… y ya que… ─. Mónica carraspea para proseguir. ─ Ya que estamos en confianza ─. Mónica comienza a jugar con su pie sobre la verde grama. ─ ¿Te molestaría si te digo Lena? ─ Hm, no, para nada ─ ¡Genial! ─. Mónica aplaude emocionada, no lo podía creer, era amiga de una poderosa monarca, no era cualquier reina, y no era como los de Italia, aquellos eran unos estirados que siempre miraban a todos de soslayo o como si fueran simples apestados, ella amaba a su pueblo y era tan, tan sencilla, tan humilde que no parecía ser de la realeza. Por otra parte, ella esperaba algo, Mónica quería preguntarle algo. ─ ¿Eres pariente de Paola? ─. No era la pregunta, pero se asemejaba a lo que quería realmente, Lenaya enarca una delineada ceja. ─ No, no somos parientes, ¿Por
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Cap. 22.3
Elaine contemplaba como las muchachas celebraban, algo le causaba curiosidad, por un momento ella sintió un tirón, un impulso de compartir, pero se quedó donde estaba, el puesto de Eterna de Adara estaba cerca, y su titulo estaría aun más si lograba el objetivo con Elaine, después de eso, se sincronizarían con el resto para compartir el resto del conocimiento. ─ Esto hay que celebrarlo ─. Anunció Grace abrazando a las tres. ─ ¿Quién quiere comerse una gran y deliciosa pizza? ─. ¿Pizza?, se preguntó Elaine, ella sabía que era, en que consistía y todo lo demás, pero nunca la había probado, en sus doscientos años nunca la había probado, lo mismo que en sus largos años, muchas cosas no las había vivido porque no le conseguía sentido, todas levantan sus manos con energía, pero Elaine solo apenas levantó la de ella, como un saludo simple y apático. La mañana se mostraba encapotada en aquel páramo, el frío viento le hizo despertar tiritando, Renata se estruja un poco los ojos, miró
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Cap. 23.1
Youlin contemplaba la espada de Rosa pasando un dedo por la hoja negra, Cerbero la contempla con curioso interés, todos ocultos de camino a Perú en un desvencijado barco pesquero, el suave y inconstante balancear, los crujientes y rechinantes rincones resaltaban que estaban pasando por mares bravíos, por suerte no habían poseídos, ni nadie con posibles auras extrañas, ya que los mismos marineros aclararon que se sentían más seguros en el barco. El demonio se sienta a su lado. ─ Bonita espada ─. Youlin se tensa, pensó lo incómodo de tener a un pervertido a su lado, aun así contestó. ─ No es mía ─ ¿A quién se la robaste? ─ A nadie ─. ─ ¿Todos piensan en aprovecharse de los muertos? ─. Pensó sintiendo cierta molestia, el demonio se quedó en silencio contemplando la espada con Youlin, mientras que Caroline y Darlen discutían planes en el momento en que pisaran tierra, la arqueóloga se mantuvo en silencio, no quería hablar con nadie, el calor asfixiante tampoco le daba ánimo
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Cap. 23.2
Renata contempló toda aquella gran altura, solo una pregunta se formó en su mente. ─ ¿Me llevaras con Tristán? ─ No ─ Te curé, me lo debes ─ No ─. Repitió el Nefilim rotundamente. ─ ¿Por qué nadie quiere hacer lo que ordeno? ─ No lo sé, ni me interesa, vamos, busquemos algo de comer ─. Ella se levantó y lo siguió, por lo menos estaba de acuerdo en eso, pero cuando reparó en su camisola, no quiso dar un paso más, el Nefilim se detiene y se gira. ─ ¿Qué pasa? ─ No tengo ropa ─. Dijo en voz baja, ¿timidez?, ¿vergüenza al estar frente a él?, por favor, si ellos ya habían tenido sexo, se habían visto desnudos. El Nefilim rueda la mirada dejándola en blanco, consideró algunos pros y contras y una sonrisa traviesa se formó en su rostro. ─ Si caminamos nos tardaremos más ─ ¿Qué propones? ─ Que volemos ─. Renata se encoge de hombros. ─ ¿Con que avión? ─ ¿Se te olvida que tengo alas? ─. Sus alas volvieron aparecer como volutas de nubes negras, y con pasos solemnes, él se acercó a ella
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Cap. 23.3
Aracne quería a Renata fuera de su camino, pero… si le hacía algo a cualquiera de ellas, Darién no se lo tomaría bien y sería ella quien pagaría las consecuencias, su pecho se sintió pesado, ella amaba al Nefilim, más que nada, de pronto pensó, si Rosa estaba desilusionada con Darién, tal vez… una sonrisa maliciosa se cruzó en su rostro y se marchó. Su vértigo se convirtió en paz y la sensación de vacío en su cuerpo se convirtió en serenidad, ella volaba, ella confiaba en el Nefilim, ciegamente su ser confiaba en él, hasta el punto dejar su vida en sus manos, se gira en el aire quedando boca abajo, abrió los ojos abriendo aun más sus brazos, la fuerte brisa que azotaba su cara le sacó unas légrimas así que los cerró de nuevo, unos fuertes brazos la sujetaron nuevamente con gentileza volviéndola a llevar arriba, otra vez en lo más alto, la volvió dejar caer, durante una hora la hizo volar, bailar, jugaba con ella en el aire, y Renata nunca había experimentado tanta libertad c
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Cap. 24.1
El viento soplaba suavemente por la ventana, el Nefilim entra a la habitación para contemplar a Renata dormir, sintió una gran urgencia de besarla cuando se giró boca arriba estirándose, ver esos suaves labios y su rostro tan relajado, sin la tensión del miedo o del peligro en ella, la luz que emitían las farolas de keroseno la hacía ver casi angelical, se aferró más a las mantas y farfulló algo que a Darién le causó algo de gracia, vio como ese maldito anillo brillaba en su dedo, tendrían que buscar un espejo o un cristal lo suficientemente grande para entrar a la casa de Aracne o hacer para que ella entrara, frunció el ceño y salió de la habitación sin hacer ruido. Renata soñaba, soñaba con Darién y todas aquellas cosas que él le mostró, y otras cosas más que no recordaba, pero le eran conocidas, vio como se sumergían en un beso profundo bajo el cielo estrellado, ella siendo amada por Darién, sus labios recorriendo su piel hasta hacerla gemir de placer, y… ─ Mátalo ─. Rena
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Cap. 24.2
Esa noche todos celebraron en casa en casa de Adara, Steffany, Adara, Grace y… Elaine, elevaron un brindis por Steffany y el ascenso de Adara. ─ Hermana Adara ─. Llamó Elaine cortando con la celebración. ─ ¿Si? ─ No quiero ser pesimista, pero…─ Pensemos en eso más tarde ─ ¿Qué quieres decir Elaine? ─. Preguntó Steffany intrigada, tomando una rebanada de pizza. ─ Ahora es cuando tus pasos como novicia incrementan, serán más exigentes, debido a que eres Nefilim ─ Aclaró Adara. ─ Eso es lo que quería saber, ¿Por qué a los Nefilim se les exige más? ─ No quiero sonar clasicista pero, es debido a que somos como una especie de seres superiores ─. Aclaró Adara. ─ ¿Por qué a los humanos no? ─ Debido a que son demasiado vulnerables, sus mentes son inestables, delicadas por decir lo menos, hay que tratarlos con más cuidado ─ ¿Tu eres Nefilim, Elaine? ─. Preguntó Steffany. ─ No, soy humana ─. Steffany parpadea en asombro. ─ Humana y ¿Dijiste que tenías cuanto? ─. La conversación se int
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Cap. 24.3
La mañana siguiente se despertó, feliz, libre, sobre todo libre, no había sortija, ni peso en su dedo, solo un pequeño ardor que fácilmente se podía ignorar, su mente estaba más clara y se lo debía a él, al extraño de ojos plateados. ─ Buenos días ─. Canturreó Darién suavemente, Renata le sonríe cariñosamente con unos ojos somnolientos, ella no quería levantarse de su pecho, se sentía tan cómoda allí. ─ Tenemos que viajar ─. Anunció Darién acariciando el cabello de Renata. ─ Cinco minutos ─. Gimió Renata acomodándose más a gusto sobre Darién. ─ Solo tenemos un par de semanas ─ ¿Un par de semanas? ¿Para qué?, ¿Para donde? ─ Tenemos que viajar a España ─ ¿Para qué? ─. Pensándolo mejor, Darién consideró en llevarla primero a casa de Aracne, pero dadas las circunstancias. ─ Dame un momento ─. Dijo Darién adentrándose al baño, Renata se quedó sentada en la cama con hombros caídos, algo desanimada, no quería levantarse, latidos después escuchó al Nefilim hablar con alguien, Renata
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