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Todos los capítulos de Tinieblas Celestiales: Capítulo 11 - Capítulo 12
12 chapters
Capítulo 10
Ella negó con una mano, restándole importancia y fingiendo modestia.—Debería ser yo quien agradezca por honrarme con tal invitación. —declaró tomando unos de los dulces que se encontraban en la mesa. Estaba muy delicioso.—Es muy rico, ¿verdad? —preguntó la reina interpretando su reacción. —Come todos los que quieras y sí deseas más puedo ordenar que lleven a tu cuarto.—Es usted muy amable, le tomaré la palabra. —afirmó degustando el dulce.Seraphina observó a las demás concubinas, lucían algo suspicaces con ella.—Permítanme presentarlas. —anunció la reina. —Amara, Safiye y Miriam. —pronunció señalándolas en ese orden. Seraphina se fijó que eran: pelirroja, castaña y pelinegra. También que todas eran muy guapas. —La princesa Seraphina.Las cuatro se saludaron con asentimientos de cabeza, no podían hacer más.Se apreciaba que los gustos del rey Thorian eran bastante variados, ninguna de las presentes compartía el mismo color de pelo, ojos, ni siquiera el matiz de la piel. Aunque por
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Capítulo 11
La luz de las antorchas iluminaba el pasillo por el cual transitaba, siendo acompañada por sus damas y un par de sirvientas del harem. La piel pálida de la princesa resplandecía suavemente en contraste con ligera claridad, dándole un aspecto como de otro mundo. Algo superior que no debía estar entre mortales.Muchos empleados la observaban fingiendo un muy mal disimulo. Era de esperarse, entre tantas pieles morenas y bronceadas pocas veces tenían la oportunidad de contemplar una tez blanca, mucho menos una tan pálida como aquella. A simple vista parecía suave y delicada, similar a la porcelana blanca.Habían oído que una princesa de otro reino había llegado para unirse al harén del su rey y señor. Sentía lástima por la delicada flor primaveral, sumida ahora en un fuego que quemaba con la misma fuerza que las llamas del infierno. Había sido condenada a un destino peor que la muerte si debía ir a los aposentos del rey.Un dragón devorando a un cordero, eso ocurría nada más caer la noche
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